Si quieres salvar el mundo, come más carne
09/07/2018
Tiempo de lectura: 5 minutos
Todos los medios de transporte del mundo producen menos gases de efecto invernadero que el sector de la ganadería
Si alguna vez has escuchado hablar sobre cómo comportarse para invertir el cambio climático, estoy segura de que te han enseñado las reglas del “decálogo del perfecto ecologista”: haz duchas cortas, utiliza la bici o los medios de transporte público en lugar del vehículo privado, recicla… Todo esto está muy bien. De hecho, deberíamos intentar cambiar nuestro estilo de vida no solo por el medio ambiente, sino también por nosotros mismos: por ejemplo, eligiendo andar al trabajo (cuando sea posible) en vez de ir en coche, puedes hacer ejercicio y generar endorfinas. Igualmente, si decides ducharte en 4 minutos en vez de en 8, las facturas te saldrán más baratas y podrás ahorrar un poco de dinero.
Pero, a nivel mundial, ¿sabes que el consumo doméstico de agua representa solo el 10%, mientras que el sector agrícola utiliza el 70%? O que, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el segundo sector que más contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero es el de la “agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra” (AFOLU, por sus siglas en inglés) con un 24%.
Según este estudio, en primer lugar se sitúa el sector energético con un 35%, luego el AFOLU con un 24%, seguido del sector industrial (21%), los transportes (14%), y por último el sector de la construcción (6,4%). El informe “Tackling Climate Change through Livestock” publicado en 2013 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que el sector de la ganadería produce cada año 71 gigatoneladas de CO2 equivalente, que equivalen a un 14,5% de las emisiones antropogénicas totales producidas. Es decir, el uso de todos los coches, aviones, barcos, trenes, furgonetas, tractores, y helicópteros en el mundo cada año emiten menos gases de efecto invernadero que el sector de la ganadería.
Fuentes de las emisiones del sector ganadero
Exactamente, ¿cómo se producen los gases de efecto invernadero en el sector de la ganadería?. En el informe “Grazed and Confused” del Food Climate Research Network , se señala que el 40% de las emisiones proceden de la fermentacion entérica de los animales rumiantes (es decir, gases intestinales), un 25% de los residuos producidos por los animales, un 13% para producir el forraje, un 10% por el cambio de uso de la tierra y un 2,9% como emisiones despues-de-la-granja (transporte y venta).
La idea de que los gases de los rumiantes están acelerando el cambio climático nos hace sonreír. Pero, a través de estos se libera en el aire una gran cantidad de gas metano (CH4), que tiene un impacto sobre el cambio climático mucho mayor que el dióxido de carbono (CO2). De hecho, el índice de calentamiento global (GWP) del metano es 28; es decir, la emission de 1 kg de CH4 equivale a emitir 28 kg de CO2.
Ganadería extensiva vs ganadería intensiva. La propuesta contracorriente de Allan Savory
Estoy segura de que si alguien nos pidiera describir una imagen de ganadería sostenible, todos pensaríamos en unas ovejas o vacas pastando en libertad en medio de un prado. Desafortunadamente, la verdad es otra. Según muchos estudios, los sistemas extensivos –tradicionalmente percibidos como mejores para el bienestar de los animales– tienen un impacto mayor sobre el medio ambiente. De hecho, la productividad de los rumiantes criados con estos sistemas es baja en comparación con la tierra y los alimentos requeridos, y la cantidad de gases emitidos por unidad de carne o leche es mucho mayor que en un sistema intensivo.
En la publicación científica “Livestock’s Long Shadow” la FAO ha calculado una estimación de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los sistema extensivos y de los sistema intensivos: el primero produce 3,2 billones de CO2 equivalente (10% de las emisiones antropogénicas totales) y el segundo sistema emite 1,4 billones (que equivale a un 4%).
Sin embargo, es siempre necesario ver las dos caras de la moneda. Si por un lado se ha comprobado científicamente que los sistemas extensivos tienen un mayor impacto sobre el medio ambiente que los intensivos, por otro lado aseguran un bienestar mayor para los animales, que se refleja en la calidad de la carne que comemos.
En este debate hay también voces discordantes. Una de las figuras más carismáticas y extremas en favor de los sistemas extensivos es Allan Savory, biólogo de Zimbabwe, que con su TED Talk “Cómo reverdecer los desiertos del mundo y revertir el cambio climático” ha conseguido más de 4 millones de visualizaciones y se ha vuelto en una fuente de inspiración para muchos. En este video Allan Savory explica un nuevo sistema para criar a los animales, llamado holístico (Holistic Grazing Management). Este sistema consiste en dejar un gran número de animales pastar durante un corto tiempo en un área cercada, para que coman una gran cantidad de vegetación, depositen el estiércol y pisoteen el suelo. Luego los rumiantes son movidos a otra zona y hacen lo mismo, y luego a otra, y a otra. En síntesis, para acabar con la desertificación y invertir el cambio climático, la receta perfecta de Savory es la siguiente: “Come más carne, no menos”.
El sistema holístico ha sido muchas veces criticado por la mayoría de los profesionales del tema, sobre todo por la falta de pruebas científicas y la provisión de pruebas anecdóticas, basadas principalmente en encuestas y testimonios.
En relación a este tema hay todavía muchas dudas que atenazan la comunidad científica. También muchas actividades que benefician por un lado a alguien, pueden dañar a otros. Las dos caras de la moneda de los sistemas extensivos son: tienen un impacto muy grande en el medio ambiente, pero al mismo tiempo benefician más a los animales. La elección de un sistema o del otro depende de la cuestión que nos preocupe más.
Fotografía: Pexels