Rey, príncipe y mendigo
06/10/2017
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Llevar una vida saludable es más sencillo y económico de lo que uno cree: reduce nuestra huella ecológica, mejora nuestra salud y ayuda al medio ambiente, en definitiva es una vida más sostenible.
Vivimos apurados, siempre de aquí para allá sin tiempo para disfrutar de nuestro entorno, familia, amigos… Pasamos horas delante de la televisión o el ordenador, incluso nos cuesta sacar tiempo para hacer ejercicio y cocinar. Pero ¿podemos llevar una vida más saludable?. Lo primero que hay que tener claro es querer cambiar y tener fuerza de voluntad, a partir de ahí vamos bien encaminados.
Uno de los pilares para tener una vida más saludable es la alimentación. Muchas veces por falta de tiempo o por falta de interés recurrimos a la comida basura o precocinada (para el caso, es lo mismo). Debemos empezar el día con buen pie con un rico y nutritivo desayuno, despertarnos 15 minutos antes aunque se nos peguen las sábanas y no saltarnos la comida más importante del día. Y es que muchas personas tienen el mal hábito de no hacerlo, un total desacierto, ya que obligas al cuerpo a ponerse en marcha sin combustible alguno.
A medida que va pasando el día nos empieza a picar el gusanillo, nos sentimos tentados para tomar algún pequeño snack o tentempié ultraprocesado, y es que nuestra debilidad por esta comida es debido a reacciones fisiológicas manipulan por los fabricantes de estos productos, haciendo que nuestro cuerpo y cerebro se habitúen a ellos y nos hagamos adictos.
Un truco para escapar de ellos es formar un nuevo hábito. Hay una teoría que dice que si una acción se repite 21 días más o menos, la mente se acostumbra a ello. Por ejemplo, si a media mañana nos tomamos siempre un snack, lo podemos cambiar por una pieza de fruta e intentar que nuestra mirada no se cruce con ese producto indeseado. Otro ejemplo, cuando vayas a comprar al supermercado, evitar pasar por los pasillos de alimentos procesados y camina hacia los pasillos de alimentos frescos. Y una vez que lleguemos a nuestra casa, podemos colocar en la nevera los productos más saludables en primera línea y esconder en la parte de atrás los alimentos más procesados, así a primera vista nada más abrir la nevera lo primero que veremos será lo más sano.
Es muy importante fijar unos horarios a la hora de realizar las tres comidas más importantes del día (desayuno, comida y cena) y respetarlos, ya que como se suele decir “las prisas nunca son buenas”. Además de masticar bien los alimentos para que estos se puedan digerir correctamente.
Para acabar bien nuestro día se recomienda cenar en pequeñas cantidades como dice el refrán: «desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo”. Y es que durante la noche el metabolismo procesa la glucosa y los carbohidratos más lentamente, así que hay que intentar evitar fritos, pasta o comida contundente y sustituirla por una ensalada, sopas o puré.
Además de lo mencionado anteriormente, recuerda algunos consejos muy importantes:
- Bebe mucha agua: este importante líquido es uno de los componentes de nuestro cuerpo, en torno a un 75%. Es la bebida con la que mejor nos saciamos y sin ella el cuerpo dejaría de funcionar en unos pocos días. No tiene grasas, ni azúcar ni otro tipo de aditivos. Además es necesario beber al día en torno a dos litros de agua, depende del metabolismo de cada persona.
- Come fruta y verduras: contienen cantidad de propiedades beneficiosas para la salud, además de ser potentes antioxidantes. Según los expertos se recomienda ingerir entre tres y cinco piezas a lo largo del día, hábito a los que mucho no están habituados. Además aportan cantidad de vitaminas y minerales y puede disminuir la probabilidad de aparición de muchas enfermedades. Es una estupenda forma de saciar el apetito en vez de recurrir a grasas saturadas.
- Consume pescado azul y carnes con bajo aporte graso: mínimo unas tres veces por semana en el caso de pescado azul, por ejemplo, sardina, boquerón, salmón o salmonete entre otros. Y ejemplos de carnes con poca grasa están pollo, pavo o conejo.
- Muévete: practicar actividad física es muy importante en los jóvenes y niños para un buen desarrollo y correcto crecimiento, así como para ejercitar músculos en los adultos y personas más mayores. Se aconseja practicas habitualmente deporte en torno a 2 o 3 dias a la semana y caminar alrededor de 10.000 pasos diarios.
- Di “NO” al sedentarismo: intenta caminar hacia hábitos saludables y llevar una vida sana. Se estima que sólo dedicamos 90 minutos a la semana a realizar actividad física y es que se prefiere estar frente a la televisión o enganchado al ordenador o móvil, actividad que no pueden superar las dos horas diarias (sin contar con las horas laborales) en personas de cualquier edad. Se puede planear actividades con amigos o familia para que nos den menos pereza, así como paseos, juegos rodeados de naturaleza, talleres de manualidades siempre y cuando estas actividades implican movimiento.
Fotografía: Alexandr Podvalny on Unsplash