Transiciones hacia la sostenibilidad: nueve tendencias imparables
28/09/2017
Tiempo de lectura: 15 minutos
2018 va a ser un año decisivo. Saldrá al mercado el primer “Ford Modelo T” eléctrico, barato y útil. Docenas de países establecerán fechas para prohibir la venta de coches de motor de combustión interna. El azúcar y determinadas grasas se gravarán con impuestos. Se acabará el impuesto al sol. Etcétera…
Hemos seleccionado algunas de estas tendencias imparables para pergeñar un número especial del boletín Señales de sostenibilidad. Hemos dejado otras tanto o más importantes en el tintero, como la disponibilidad de agua potable, la recurrencia de desastres climáticos o la emergencia de nuevas amenazas a la salud pública como la era preantibiótica. Háganos saber su opinión y las incluiremos en un próximo número.
De los alimentos ultraprocesados a la buena comida
El punto de partida.– Los ultraprocesados son una amenaza para nuestro bolsillo, nuestro planeta y nuestra salud. Consisten en una pasta base a base de harinas refinadas, proteína de soja, aceite de palma y azúcar que luego es saborizada, coloreada y texturizada con diversos aditivos. El resultado final puede ser una galleta o una croqueta, muy diferentes en apariencia, pero con la misma base.
Los ultraprocesados utilizan el truco de la “alimentación equilibrada” para proliferar. Traducen su nefasta composición a nutrientes (hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, etc.) y aducen que forman parte de una alimentación equilibrada, con sus adecuados porcentajes de hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, etc.
La opción más sostenible.– La buena comida es muy distinta. Se compone de partes de vegetales o animales, frescas o ligeramente procesadas (como las sardinas de lata) que combinamos y transformamos en la cocina para conseguir sabrosos alimentos.
¿Cómo cambiará nuestra vida? ¿Cómo podemos contribuir?– Volver a disfrutar de la comida, cocinándola y preparándola en lugar de sacarla de cajas, es el cambio principal. Para cambiar de los ultraprocesados a la comida más auténtica, no necesitamos más que un mercado cerca y un buen libro de recetas de cocina.
Iniciativas de interés.– Crece el interés por la comida de verdad, como muestra el auge de recetarios y blogs dedicados a este tema. Las estadísticas también muestran la progresión de las ventas de los alimentos procedentes de la agricultura ecológica.
Big Picnic es una red de información y promoción de los alimentos auténticos originada en parques botánicos de todo el mundo.
Por su parte, la comida ultraprocesada comienza a estar en el punto de mira de los gobiernos, preocupados por el sobrecoste que supone para los sistemas públicos de salud (la epidemia de diabetes es un ejemplo). Se está trabajando en pactos con la industria alimentaria para reformular alimentos reduciendo su contenido en azúcar, grasa y sal (lo que parece un parche más que una solución), y ya se están introduciendo impuestos a estos ingredientes.
Del coche privado al coche público
El punto de partida.– El coche en propiedad es una manera ineficaz de proporcionar movilidad y transporte a la gente. Se trata de una máquina de más de una tonelada de peso, compuesta por metales, caucho, plásticos y otros componentes, que se utiliza como media un 5% del tiempo. El 95% restante el coche permanece aparcado, ocupando el valioso espacio urbano. El movimiento de centenares de miles de vehículos privados produce descomunales atascos de tráfico y multiplica la contaminación.
La opción más sostenible.– El coche compartido coexiste con el coche en propiedad desde hace largo tiempo. Son los taxis y las diversas modalidades de alquiler de vehículos. Recientemente, sin embargo, las nuevas tecnologías de la comunicación permiten compartir el coche de una manera mucho más ágil y eficaz. Se calcula que unos cuantos millares de coches públicos pueden sustituir a cientos de miles de coches privados.
¿Cómo cambiará nuestra vida? ¿Cómo podemos contribuir?.– Se trata de probar una nueva manera de movernos. Podemos reducir poco a poco nuestro porcentaje de viajes en nuestro coche y aumentar paulatinamente la cuota de viajes en transporte público, coche compartido, bicicleta o caminando.
Iniciativas de interés.– Estamos viviendo un auténtico bum de los sistemas de vehículo público compartido, ya sean de propiedad municipal o privada. Incluyen desde redes de bicicletas, eléctricas en Madrid (BiciMAD) a coches eléctricos (Car2Go, Emov), taxis y coches con licencia VTC Uber, Cabify, otras redes de carsharing como BlaBlacar, Respiro, etc.
Del vehículo fósil al electrodoméstico con ruedas
El punto de partida.– En un país mediano como España hay 25 millones de vehículos de motor de gasoil y gasolina y apenas unos millares de coches eléctricos. Esta masa de coches térmicos produce una gran parte de la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero que se genera en el país y requiere aproximadamente la mitad de la demanda total de petróleo.
La opción más sostenible.– El coche eléctrico es un electrodoméstico dedicado al transporte, convierte la energía que recibe en movimiento con gran eficiencia, tiene un bajo nivel de averías, es silencioso y no emite ningún tipo de gases a la atmósfera. Por estas razones, es la tecnología de elección para el transporte.
¿Cómo cambiará nuestra vida? ¿Cómo podemos contribuir?– Si podemos evitarlo, no comprar ahora un diésel que seguirá contaminando la atmósfera dentro de diez años. Usar nuestro coche actual con parsimonia y, si necesitamos comprar un coche, comprar un eléctrico de tipo avanzado (son más baratos y con más autonomía, y ya comienzan a estar en el mercado).
Iniciativas de interés.– Tesla es ahora mismo la firma que produce los coches eléctricos más avanzados, con más kilómetros de autonomía y más rápido sistema de recarga. Su modelo 3 parece ser que será más asequible que los anteriores. Los fabricantes de coches convencionales son reticentes a fabricar únicamente coches eléctricos, y sus productos son caros y de poca autonomía. No obstante, como producto de la presión social y legislativa, las marcas están anunciando nuevos modelos más baratos y con unos 400 km de autonomía, y las administraciones la multiplicación de las redes de recarga.
De la energía contaminante a la energía limpia
El punto de partida.– Actualmente la energía fósil y nuclear supone aproximadamente las tres cuartas partes de la consumida en el mundo para abastecer a la población. En España es algo más. En este caso hay dos tipos de riesgos: locales y a corto plazo, por la emisión de productos tóxicos a la atmósfera, y globales y a más largo plazo, por la contribución al efecto invernadero y a su consecuencia, un cambio climático potencialmente catastrófico.
La opción más sostenible.– Existe un consenso mundial sobre la necesidad de sustituir el actual modelo fósil de abastecimiento energético por otro basado en las energías renovables, principalmente eólica, hidráulica, solar y de biomasa. Los problemas técnicos no son insalvables y varios países, como Portugal, producen gran parte de sus energía eléctrica a base de energías limpias.
¿Cómo cambiará nuestra vida? ¿Cómo podemos contribuir?– Cámbiate de compañía suministradora de energía por otra de origen renovable. Es una manera de aumentar la demanda de energía limpia en la Red Eléctrica de España. O puedes dar un paso más allá e instalar una cuantas placas fotovoltaicas en tu tejado o terraza, pero eso puede ser dificultoso. Las comunidades de vecinos tienen la opción de instalar paneles fotovoltaicos en la cubierta del edificio e intercambiar energía con la compañía eléctrica suministradora, pero el llamado impuesto al sol ha mermado seriamente esta posibilidad.
Iniciativas de interés.– Comercializadoras de electricidad renovable y cooperativas de energía verde. En algunos casos, el grupo de cooperativistas comparte la posesión de una instalación concreta, como un huerto solar o un aerogenerador.
De consumidores inermes a participantes activos
El punto de partida.– Las grandes empresas nos venden sus productos sin que tengamos muchas posibilidades de rechistar. Puede tratarse de alimentos, energía o servicios de comunicaciones e información. Las estadísticas muestran una creciente insatisfacción de los ciudadanos con estas grandes corporaciones, que determinan la oferta de productos con criterios estrictos de rentabilidad y beneficio, prestando poca atención a la salud de los consumidores o a la sostenibilidad en general.
La opción más sostenible.– Pocos personas pueden disponer de varias hectáreas de terreno para llevar una vida desconectada y autónoma, pero desde el autoconsumo eléctrico a las cooperativas de venta directa de alimentos, hay muchas opciones para ampliar nuestra autosuficiencia. Una opción que todos podemos llevar a cabo es pertenecer a asociaciones ambientales, de ciudadanos y de consumidores que vigilan y previenen los posibles abusos de las grandes corporaciones.
¿Cómo cambiará nuestra vida? ¿Cómo podemos contribuir?– Practicando la autosuficiencia paso a paso, por ejemplo prescindiendo del coche y la comida ultraprocesada y utilizando el caminar, la bicicleta y la práctica de la cocina.
Iniciativas de interés.– El llamado movimiento DIY (Do It Yourself) es una difusa práctica social de personas que disfrutan y aprenden fabricando cosas o reparándolas ellos mismos. Su conexión con la economía circular es importante. hay muchas iniciativas de desconexión del modelo rígido y centralizado de producción y consumo, desde cooperativas de alimentos ecológicos a monedas locales.
De ciudades inhóspitas a ciudades buenas para vivir
El punto de partida.– La ciudad es un poderoso imán para todo el mundo, por su inigualable y variada concentración de oportunidades de vida y trabajo. Pero también es un medio ambiente de mala calidad, ruidoso, contaminado y hacinado. Varios factores se han unido para proporcionar este resultado, como unos precios del suelo y por ende de la vivienda demasiado altos y calles y barrios diseñados para facilitar el movimiento de los coches, y no el de los peatones.
La opción más sostenible.– Los intentos para diseñar ciudades perfectas partiendo de cero (como es el caso de Brasilia) no han funcionado o son demasiado limitados como para su aplicación general. La ciudad debe ser mejorada paulatinamente partiendo de lo que ya existe. Por ejemplo, un vigoroso plan de peatonalización puede hacer mucho para mejorar la calidad urbana. Los ciudadanos también pueden hacer mucho, por ejemplo
comprar en los comercios del barrio, descubrir los mercados locales. Participar en los mercadillos de las asociaciones ciudadanas, AMPAs, de productores agroecológicos y buscar cooperativas de consumo sostenible. Así como cambiar su pauta de transporte, abandonando o usando lo menos posible su coche privado.
¿Cómo cambiará nuestra vida? ¿Cómo podemos contribuir?.– Descubre tu barrio. Muévete en el entorno más cercano haciendo la compra en el barrio, participando en las iniciativas ciudadanas. Cría plantas y animales. Alegra el paisaje de tu fachada con unos tiestos. Hay plantas que florecen hasta en invierno como las violetas. Por supuesto, mantén limpias las vías urbanas, no seas de los que comen pipas y lo tiran todo en las aceras. Recoge tus colillas de cigarrillos, envoltorios y no se te ocurra tirar chicles, son los culpables del peor aspecto de las aceras.
Iniciativas de interés.– Muchas grandes ciudades se están embarcando en ambiciosos planes de mejora de su medio ambiente. Las iniciativas van desde prohibir el acceso de vehículos diesel al centro a potenciar el uso de energías renovables dentro de la ciudad o sembrar de vegetación tejados y cubiertas.
El Pacto de Alcaldes agrupa a miles de municipios en una iniciativa para avanzar en la sostenibilidad de nuestros núcleos urbanos.
De los agrotóxicos a la agricultura y ganadería ecológicas
El punto de partida.– El uso intensivo de toda clase de productos potencialmente peligrosos, desde pesticidas de síntesis a antibióticos, está convirtiendo la agricultura y ganadería y sus productos en un problema creciente de salud pública y ambiental.
La opción más sostenible.– Se ha demostrado hasta la saciedad que un modo de producir alimentos menos dependiente de los agrotóxicos es perfectamente posible. Por ejemplo, aumentar la diversidad de los cultivos reduce el riesgo de epidemias devastadoras, y existen muchos procedimientos biológicos de control de plagas.
¿Cómo cambiará nuestra vida? ¿Cómo podemos contribuir?– Hay gran variedad de productos ecológicos en el mercado y al alcance de casi todos los bolsillos, puedes encontrar en el mercado de tu barrio o en el hipermercado del centro comercial: verduras, fruta, pasta, cereales, zumos, etc.
Iniciativas de interés.– La agricultura ecológica crece sin cesar en hectáreas y en número de empresas.
De la fast fashion a la slow fashion de calidad
El punto de partida.– España es uno de los países con mayor consumo de textiles per cápita de Europa. El turismo de comprar moda es otro filón de la economía. Nos hemos acostumbrado a cambiar de armario cada temporada con ropa barata y de mala calidad, a base de materiales sintéticos que no son reciclables. La generación de este tipo de residuos está convirtiéndose en un verdadero engorro para la gestión de residuos urbanos.
La opción más sostenible.– Compra ropa de materiales naturales como algodón, lino, fibras de madera o lana. Deja tus residuos textiles en los contenedores destinados para ellos. Evita la tentación de comprar prendas de usar y tirar. Úsalos hasta el final de su vida útil. Lee las etiquetas de las prendas. Compra ropa de segunda mano, de calidad y barata, en cualquiera de las muchas tiendas que se dedican a ello.
¿Cómo cambiará nuestra vida? ¿Cómo podemos contribuir?– Ocuparás un menor espacio en los armarios. Evitarás el contacto con fibras sintéticas que producen, en algunas pieles, alergias, sudoración.
Contribuirás a reducir el volúmen de residuos urbanos.
Iniciativas de interés.– Casi todas las grandes cadenas de moda están tomando iniciativas para reducir el impacto ambiental de sus productos, tanto lanzando líneas de ropa “orgánica” como creando iniciativas de recuperación y reciclaje de ropa usada en sus tiendas. Es posible que en breve el sector textil organice alguna iniciativa conjunta para impulsar la economía circular en su sector.
Campaña ropa limpia, dedicada a otro aspecto importante de la moda: las condiciones de producción.
Del usar y tirar a la economía circular
El punto de partida.– La economía de usar y tirar está alcanzando sus límites. Las acumulaciones de residuos difíciles o imposibles de tratar, desde toallitas de baño a coches usados, atestan cada vez más nuestro paisaje. Pero piensa que casi todos los residuos que generas tienen un mejor destino que el vertedero, que deben tener una segunda oportunidad, que alguien los puede utilizar, que los materiales separados valen mucho dinero en el mercado.
La opción más sostenible.– Se trata de pasar de productos diseñados para ser desechados a productos diseñados para ser reutilizados, recuperados, reparados y reciclados. La llamada economía circular está lidiando con este problema. Se trata de aunar las prácticas de toda la vida de reutilizar todo lo reutilizable, cuando “no se tiraba nada”, con las nuevas tecnologías. La idea es cerrar los circuitos de producción, consumo y “desechaje” y sustituir el concepto de “basura sin valor” por el de “materia prima valiosa”. Por ejemplo, es factible asociar cada envase desechable con un código de seguimiento que facilitará mucho su recuperación y reciclaje.
¿Cómo cambiará nuestra vida? ¿Cómo podemos contribuir?– Algunos circuitos de materiales ya poseen un razonable sistema de recuperación y reciclaje. Es el caso del papel y cartón y del vidrio, por ejemplo. Nuestro papel, para empezar, consiste en separar correctamente los materiales desechados e impedir que se conviertan en basura, colocándolos en sus contenedores correspondientes. Pero hay mucho más que podemos hacer: no comprar tantos productos en envases desechables, reutilizar todos los artículos que sea posible, incluso reciclar en nuestra propia casa si tenemos oportunidad (haciendo jabón con el aceite usado, papel o compost).
En un futuro próximo, tendremos que responsabilizarnos más estrechamente de nuestros residuos, se acabará el actual sistema de usar, tirar y olvidar. Los circuitos actuales de transporte de residuos de enorme extensión (algunas rutas abarcan todo el planeta) se harán más regionales, locales o incluso tendrán lugar en nuestro propio domicilio.
Iniciativas de interés.– Cada vez más empresas están organizando sus propios circuitos de recogida de materiales desechados, desde cápsulas de café a ropa usada. Y además: Makea tu vida y Cómo hacer jabón con aceite usado.
Jesús Alonso Millán, Cecilia Barrera Gamarra y Casilda Nogales Solórzano
Ilustraciones: Sohnia Gill