Madrid: ¿hacia una ciudad peatonal?

08/08/2017

Tiempo de lectura: 11 minutos

Aumentar la peatonalización de la vía pública, además de favorecer el uso de la bicicleta y del transporte público: he aquí el nuevo modelo de movilidad urbana del Ayuntamiento de Madrid. Se trata de priorizar formas de movilidad más sostenibles y limpias, enfocándose en aquellas que utilizan menos espacio público para su desarrollo permitiendo a la vez la descongestión urbana.

La vuelta de la peatonalización

La peatonalización, una palabra que encontramos cada vez más en la actualidad, en efecto pertenece a esa dinámica de urbanismo sostenible que conocemos hoy en día. Puede ser definida como el deseo de convertir la ciudad en un espacio amigable para el peatón y para la bici. Es interesante considerar la evolución de la dinámica, si pensamos el desarrollo urbano hace cincuenta años la idea era facilitar la llegada del coche en la ciudad, aunque hoy en día el fenómeno es al revés, queremos repensar la ciudad en una dimensión sostenible, con un planeamiento urbano al servicio de la ciudadanía.

En el mundo hemos notado estos últimos años una voluntad de mejorar los espacios públicos, o sea de convertirlos en espacios accesibles con mejor calidad de aire, con más espacios verdes, con áreas peatonalizadas… Eso implica repensar el modelo urbano, es decir entender cómo enfocarse al ciudadano, a la seguridad peatonal.

Es una tendencia que ya está implantada de forma ordinaria en importantes ciudades de todo el mundo. En efecto podemos pensar en megalópolis como Nueva York, Amsterdam, Berlín o París. Por ejemplo en 2007 el ayuntamiento de Nueva York decidió peatonalizar Broadway. En general eso significa convertir las avenidas principales de la ciudad en espacios libres de coches permitiendo una circulación eficiente de los peatones, ciclistas, transportes públicos o de vehículos de carga y descarga. Más que todo, esas políticas urbanas resultan de una voluntad de los ayuntamientos y de los ciudadanos, como en Amsterdam dónde las estrategias de desarrollo urbano se enfocaron en el fomento del uso de la bici y de los transportes públicos. Gracias a eso la ciudad se volvió unas de las ciudades más conocidas por su transporte sostenible.

En España la dinámica empezó de la misma manera, en Santiago por ejemplo donde la peatonalización pertenece al “Plan Integral de Movilidad” o en Oviedo donde se peatonalizaron las calles del centro histórico.

Por supuesto en la capital el fenómeno empezó de manera puntual peatonalizando calles en la Navidad, como Fuencarral, Arenal… Es un movimiento que empezó ya bajo la antigua municipalidad, con todo desde 2015 con la llegada de la nueva municipalidad notamos una dinámica acelerada y ambiciosa hacia el desarrollo urbano sostenible suponiendo el aumento de las áreas peatonales.

Parte del plan de urbanismo del Ayuntamiento de “Ahora Madrid”

El programa planteado por la alcaldía entiende colocar el ciudadano en el centro del desarrollo urbano de la ciudad. En efecto, la importancia de la ciudadanía como actor en la ayuntamiento se notó desde la campaña y la redacción del “Programa Metropolitano de Ahora Madrid” de 2015 (https://ahoramadrid.org/ahora-madrid/programa/), que se hizo de forma participada y colaborativa. En esa dinámica lo ideal sería de crear un nuevo Plano General de Ordenación Urbana (que ya tiene 20 años), lo que parece utópico en un mandato. Así que más que las modificaciones urbanísticas se harán principalmente vía modificaciones puntuales para permitir poco a poco el fin de un urbanismo gangrenado, dentro del desarrollo de un plan de racionalización del espacio público.

La voluntad de crear un programa municipal hecho por el ciudadano y para el ciudadano aparece evidente, como lo plantean las promesas electorales de la coalición Ahora Madrid (Podemos, Ganemos Madrid, Izquierda Unida, Equo) “apuesta por la defensa de un modelo de ciudad diseñado y gobernado por sus vecinas y vecinos”.
Además el ayuntamiento madrileño se ha comprometido ante ambos, ciudadanos y Unión Europea a ampliar las Áreas de Prioridad Residencial en el distrito Centro. Solo los vehículos tendrán acceso a las calles y el resto de los vehículos se limitarán a las grandes avenidas, permitiendo la descongestión urbana. El ayuntamiento actual está siguiendo el plan de peatonalización de los antiguos gobiernos, con todo hoy en día notamos la voluntad de poner en el centro del debate la salud y no el coche para salir de ese modelo urbano no sostenible, a fin de adaptar la ciudad a la lucha contra el cambio climático.

La peatonalización de la ciudad forma parte del plan de “ciudad sostenible, cohesionada y cercana”. En efecto se trata de repensar la movilidad de la ciudad desde las necesidades de desplazamiento y su efecto en nuestras vidas, tiene que colaborar con la mejora de la calidad del aire y de la calidad del espacio urbano. Eso permitiendo de recuperar un Madrid saludable que ponga en valor y uso su patrimonio artístico, cultural, arquitectónico … Una ciudad más amigable para los peatones e igualmente para los turistas.

La idea es combinar medidas restrictivas y de concienciación para a la vez luchar contra la contaminación y desarrollar la pacificación de la ciudad vía un modelo alternativo de movilidad.

La implementación del Área de Prioridad Residencial (APR) en todo el centro es uno de los proyectos más ambiciosos del ayuntamiento. Está previsto por el año 2018 y eliminará el tráfico de paso en el distrito Centro, restringiéndolo sólo para transporte público, residentes y vehículos de carga y descarga. Ese diseño innovador fue inspirado en ciudades como Nueva York o Amsterdam. Presentaremos otros dos ejemplos representativos del plan.

Gran Vía

El proyecto de remodelación de la Gran Vía ilustra el deseo de cambio de modelo de movilidad urbana de Ahora Madrid, que ocupará un área equivalente a 435 estadios de fútbol. Se trata de ampliar las aceras, potenciar la vegetación, reordenar los carriles a fin de incluir la bicicleta y el peatón en el sistema de movilidad urbana. La idea corresponde a implantar una semipeatonalización de la avenida que podría ser utilizada por los peatones, taxi, bicicletas, transporte público, vehículos de carga y descarga. Así la Gran Vía ya no será únicamente una carretera para cruzar Madrid sino más bien un espacio público agradable para todos, como lo hemos experimentado durante los periodos de festivos (navidad…).

Galileo

La alcaldía de Madrid ensaya su política de peatonalización en el barrio de Chamberí, en la calle Galileo entre las calles Fernando Garrido y Meléndez Valdés. Es uno de sus proyectos urbanos más criticados a causa de quejas vecinales. Pertenece al proyecto Chamberí Zona 30, que será la primera gran zona limitada a 30 km/h en Madrid y que se piensa en conjunto con el plan de calidad del aire de la ciudad. La idea es de restringir la circulación a los peatones, bicicletas y reducir la velocidad de los coches a 30 km/h.

Se trata de un proyecto piloto en un periodo de prueba que implica solamente una zona que se puede atravesar a pie en menos de un minuto. Consideramos eso como una forma de urbanismo experimental y táctico, en efecto hablamos de pequeños cambios, rápidos y bastante baratos que son al mismo tiempo estudiados y analizados a fin de cambiar la forma en que los coches se mueven. En efecto luego el objetivo es exportar el proyecto, con esa misma voluntad de devolver la calle a los peatones, permitiendo la recuperación y el desarrollo de los espacios públicos, por ejemplo en la zona del Retiro, Chamartín o Arganzuela.
Muchas personas se quejaron a causa del aparcamiento de los vehículo. El Consistorio lo ha tenido en cuenta y facilitará la salida de estos vehículos eliminando las plazas de aparcamiento más conflictivas.

Las mejoras de este proyecto entienden favorecer la eliminación del tráfico de paso, reducir la velocidad de los vehículos y también mejorar la calidad de los espacios públicos y del aire en conjunto con el “Plan A de Calidad del Aire y Cambio Climático”.

Los ciudadanos ante la peatonalización

Esos planes municipales tocan directamente a los ciudadanos, se trata de su organización urbana y de su movilidad. Ante esas modificaciones urbanísticas las reacciones son distintas, resultando de intereses diversos o simplemente de costumbres bien ancladas en un cotidiano donde el coche es rey.
Si pensamos en la peatonalización del sector de la calle Galileo, ya existen asociaciones vecinales en contra del proyecto, tal como “El Organillo” que se queja de la falta de consenso alrededor del proyecto y de sus consecuencias (colapso del comercio, aumento del ruido a causa del botellón…). Las actuaciones como la de Galileo o por ejemplo las supermanzanas de Barcelona suelen levantar ampollas.

Más que todo esos tipos de proyectos deben ser levantados desde y en conjunto con la ciudadanía, en efecto, cambiando las costumbres de esos residentes, parece inevitable buscar un consenso, el proceso participativo es necesario. Es importante plantearlo bien, en el caso de Galileo el ayuntamiento reconoce su culpa. Madrid se construyó y se desarrolló alrededor del uso del coche, así que ahora esas prácticas de peatonalización aparecen extrañas, aún existe una falta de costumbre y una sensibilización e inclusión ciudadana aparecen importantísimas. En efecto, ese proceso es igualmente un ataque a un estilo de vida y hay que dejar un poco de tiempo a este cambio de lógica desde el coche hacia el peatón.

Al mismo tiempo existen asociaciones que luchan por el establecimiento de un pensamiento urbano sostenible, bajo de consumo en energía y a favor de la mejora de la calidad del aire.

Madrid participa en el proyecto Walking People o Gente que camina, plan europeo que tiene como objetivo promover la actividad física de los ciudadanos y la  movilidad sostenible, generando un entorno adecuado y sencillo para caminar por la ciudad. Permitió la construcción de una red de 60 kilómetros de paseos señalizados, distribuidos en once circuitos con rutas adaptadas a diferentes grupos de población.

Existe igualmente la Asociación de Viandantes a pie (http://www.asociacionapie.org/) que se constituyó en 1995 con el objetivo principal de “introducir al peatón en la agenda social y política de nuestra ciudad, es decir, con el propósito de empujar a las distintas organizaciones sociales y a los partidos políticos a que sus propuestas y actuaciones tengan en cuenta a los viandantes; ser peatón es recomendado por la reducción de grasas, humo y ruido”.

¿Las consecuencias?

Al final una ciudad peatonal incluso aunque sea criticada por muchos presenta muchos beneficios. Desarrollando una movilidad sostenible, el peatón se sitúa de nuevo en el centro de la ciudad. De manera directa aumenta la calidad de vida gracias a una disminución de la contaminación atmosférica y acústica, de los accidentes, resultado de una reducción drástica de la circulación y del uso del coche. En Nueva York la peatonalización de Broadway llevó un descenso de un 35% de los accidentes de tráfico y supuso un aumento de la actividad socio cultural en la calle.

De manera menos directa pero igual  de importante, las calles peatonales son una mina de oro para los comerciantes. En efecto, permiten el incremento de la afluencia de gente a los entornos urbanos peatonalizados, y por tanto un incremento de ventas en los comercios y servicios de su entorno. Si pensamos en la calle de Preciados, cuando se peatonalizó hacia 1970, muchos comerciantes se quejaron y se oponían por miedo a la bajada de ventas, hoy en día es uno de los ejes comerciales más importantes de la ciudad.

Por parte del ayuntamiento tal como de un parte de los ciudadanos notamos una voluntad de caminar hacia una ciudad peatonal. Sin embargo es importante considerar e intentar entender las numerosas críticas y quejas.

El modelo ciudad-coche ha sido implantado, sostenido, impulsado  desde más de cincuenta años. El desarrollo económico en España se construyó con la presencia del coche, en efecto la industria automóvil representa el 15% del PIB anual, el gobierno favorece su compra etc. Más que eso las costumbres, el estilo de vida se pensó alrededor de esas políticas de desarrollo económico-urbano-motorizado.

Así que más que una modificación de la circulación, hablamos de un deseo de cambio de estilo de vida ligado directamente con temas de consumo, alimentación, residuos… Todo lo que permite pasar a de un estilo de vida dañino para el planeta y desigualitario socialmente a un estilo de vida más sostenible. Incluir al ciudadano, buscar el consenso y cómo implantar esas nuevas medidas aparece crucial pero igualmente increíblemente complejo.

Alice Cognez

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