¿Cómo podemos ayudar a la transición energética?

22/02/2017

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Para empezar, ¿qué es eso de la transición energética? ¿Existe de verdad, o es una emanación de las mentes calenturientas de los ecologistas?. Pues parece que sí existe, al menos en Alemania, y de manera oficial. Consiste en pasar del modelo actual, basado en el uso mayoritario de energía fósil (carbón, petróleo y gas), a otro basado en el uso mayoritario de energías renovables (viento, agua, sol, biomasa).

En realidad no es nada revolucionario, es lo que ha hecho la humanidad en el 99,999% de su existencia. Quemar petróleo es algo que se lleva haciendo nada más que un siglo y en general el uso de energías fósiles es un breve interregno en la larga historia de la humanidad. Claro que ahora no vamos a limitarnos a quemar leña en hornos y hogueras y a mover molinos de harina y batanes. La idea general de la transición energética es producir electricidad limpia, usando paneles fotovoltaicos, centrales termoeléctricas, eólicas, hidroeléctricas y de biomasa.

Otra idea interesante de la transición energética es pasar del modelo actual, en que unas pocas centrales producen para millones, a otro en que todos podríamos ser productores y consumidores de energía a la vez. Por ejemplo, generando electricidad con paneles fotovoltaicos instalados en el tejado o almacenando energía sobrante por la noche en las baterías de nuestro coche eléctrico.

Hay que decir que esto de la transición energética no es una manía ni una moda pasajera. Muchas personas de todo el mundo llevan trabajando muchos años para impulsar un nuevo modelo de energía sostenible que es, a diferencia del anterior, seguro, limpio y barato. Es un tipo de energía más segura porque se basa en infinidad de pequeñas centrales difíciles de estropear todas a la vez de un golpe. Es más limpia porque no quema el combustible (salvo si se trata de biomasa), sino que lo transforma en electricidad de otras maneras, usando generadores o incluso traduciendo directamente fotones en electrones, en los paneles fotovoltaicos.

¿Qué papel nos toca a nosotros, los sufridos millones de consumidores de energía? La verdad es que podemos ayudar de muchas maneras. Por ejemplo:

Instalando esa ventana de doble cristal que hace años que queríamos instalar. Esta y cualquier otra medida realista de eficiencia energética es una medida muy eficaz y al alcance de casi todos para reducir la factura de la luz. Y si reducimos la factura de la luz general, reducimos la demanda eléctrica y por lo tanto aumentamos automáticamente la cuota de renovables. Si consiguiéramos reducir la demanda de electricidad en un 25% apenas necesitaríamos encender nunca más ninguna central de carbón o de gas.

Eligiendo un coche eléctrico o al menos un híbrido enchufable. En general, todo lo que sea sustituir gas o petróleo por electricidad es interesante en todas las aplicaciones domésticas. Incluso la calefacción eléctrica puede salir a cuenta, si tenemos en cuenta lo caro que sale el gas. Son pasos interesantes hacia un sistema energético 100% eléctrico y 100% renovable. ¿No está en contradicción este paso con el anterior? En realidad no, si lo que hacemos es sumar ambas acciones: mejorar la eficiencia energética, reduciendo el consumo de electricidad, y aumentar el porcentaje de electricidad sobre el total de consumo de energía.

Y queda una tercera acción, la más directa: instalar nosotros mismos energías renovables. No todos podemos, pero hay muchas opciones de hacerlo que no suponen colocar paneles o aerogeneradores en el tejado. Por ejemplo, participar en una cooperativa de energía renovable.

Imagen: Sestao 1893

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