¿Es realista la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética?
22/04/2021
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España en 2021, está apunto de aprobar su primera ley climática, el borrador del proyecto de ley ha pasado el proceso legislativo en el Congreso y ahora está en manos de los senadores para el visto bueno definitivo. Esta Ley lleva intrínseca el cumplimiento de los principales compromisos internacionales en la lucha contra el cambio climático.
El objetivo de esta nueva Ley es lograr la neutralidad de emisiones para el año 2050, es decir emitir sólo una cantidad mínima de gases de efecto invernadero que sea equivalente a la que pueden absorber los principales sumideros de carbono, como son los bosques. Con esta Ley España cumple el Acuerdo de París, en el que se estableció la neutralidad de emisiones para la mitad de siglo y se creó un marco global para coordinar el reto de la crisis climática. A su vez fortalecemos el compromiso con la Unión Europea, ya que tiene como objetivo alcanzar los Acuerdos de París de 2015.
La Ley se podría dividir en cinco bloques principales, el primero es la movilidad, el cual se centra sobre todo en potenciar el uso del coche eléctrico para llegar a la emisión cero de CO2 en turismos y la implantación de zonas de recarga en gasolineras (“electrolineras” a partir de ahora) y en edificios de nueva construcción, además de una importante inversión para potenciar el transporte público.
El segundo bloque es el sector eléctrico, en el que se pretende potenciar las energías renovables, principalmente la eólica y la solar, ya que para el 2050 toda la energía eléctrica deberá provenir de una fuente renovable.
El tercer bloque se refiere a los combustibles fósiles, y establece la prohibición de nuevas explotaciones de hidrocarburos, ya sea en tierra o en mar.
El cuarto hace referencia a la rehabilitación de edificios, para la implantación de energías renovables facilitando sistemas fotovoltaicos de autoconsumo y sistemas de calefacción y refrigeración con cero emisiones, además del uso de materiales con la menor huella de carbono posible.
El quinto bloque hace referencia a la biodiversidad, que ya manifiesta muchos impactos irreversibles provocados por el cambio climático, por lo que se potencia la conservación y restauración de los ecosistemas y habrá una ley de residuos y suelos contaminados.
Con esto, se pretende cambiar por completo la gestión energética del país, alcanzando los siguientes valores antes del año 2030:
• 23% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) respecto a 1990.
• 42% de renovables sobre el uso final de la energía.
• 39,5% de mejora de la eficiencia energética.
• 74% de energía renovable en la generación eléctrica.
Estos resultados se pretenden lograr mediante un aumento de la eficiencia energética del país que reduzca la demanda total de energía, una importante sustitución de combustibles fósiles por otros autóctonos (energías renovables) y una electrificación de la economía.
Pero, ¿son estas metas realistas o son demasiado optimistas? Según los datos proporcionados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en el 2018, las energías renovables sobre el uso final de energía sólo fueron el 12% del total, siendo el 40% productos petrolíferos, mientras que ahora el objetivo se ha fijado en el 42% de energías renovables. En cuanto a las energías renovables para la generación de energía eléctrica en 2018 sólo eran el 40% del total, mientras que ahora este porcentaje se quiere aumentar hasta un 74%. Gracias a estos valores se puede observar que hay que cambiar drásticamente el sistema de producción de energía del país si se pretenden lograr los objetivos.
Para poder alcanzar estos objetivos es necesario que cambie nuestra vida cotidiana, por ejemplo, si se quiere reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y acabar con la explotación de hidrocarburos, será necesario abandonar el coche de motor térmico y pasar a usar coches eléctricos o el transporte público. La cuestión está en si los ciudadanos estamos preparados para “descarbonizar” nuestra vida sin perder calidad de vida. El éxito de la Ley de Cambio Climático, en buena parte, está en nuestras manos.
Lucía González Matas
Fotografía: Markus Spiske en Pexels
Para más información: Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030