Escenas de la lucha por el espacio urbano
08/02/2023
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Hace aproximadamente un siglo, el espacio público urbano era compartido por peatones y vehículos de manera fluida. Hacia 1970, el automóvil ocupaba ya en exclusiva el 80% de ese espacio, dejando a los viandantes un 20% de isletas disjuntas conectadas precariamente mediante semáforos. Desde entonces, parece que las tornas están cambiando poco a poco. Aquí presentamos algunos ejemplos en un sentido o en el otro.
Trottinettes y patinetes
¿Puede aguantar la ciudad de París 15.000 patinetes rulando por sus calles? La alcaldesa Anne Hidalgo tiene sus dudas y va a convocar una consulta popular el 2 de abril sobre si se prohíbe o no este medio de transporte en la ciudad. Buena oportunidad para esgrimir pros y contras de las trottinettes. Muy eficaces en la relación peso del vehículo / peso de pasajero transportado, poco contaminantes, pero percibidas como un engorro por muchos ciudadanos, sobre todo cuando invaden las aceras o se dejan tiradas por ahí. Algunos recuerdan, no obstante, que el medio de transporte urbano mega-engorroso es el coche privado, ineficiente, peligroso y que ocupa la mayor parte del espacio urbano.
El último escalextric
Hacia 1980 el coche ocupó la máxima extensión posible del espacio de la ciudad, gracias a las vías elevadas o scalextric. Podías ver a los coches a tu misma altura desde una quinta planta. Esa locura remitió poco a poco y ahora Madrid solo conserva un scalextric, el de Puente Vallecas, de la docena aproximada que tuvo. El Ayuntamiento ve imposible su desmontaje, pero los vecinos creen que hay solución.
Ciudades activas para caminar
Caminar, un saludable medio de transporte en uso desde los tiempos de Lucy la australopiteca, aguanta sorprendentemente bien en las ciudades modernas, a pesar de que solo cuenta con una reducida porción del espacio urbano a su disposición, y a que ocupa siempre un lugar secundario en relación con la prioridad de paso de la riada de coches. Ejemplo de esto último es una reciente sentencia de la Audiencia Provincial de A Coruña, que reprende a los peatones “que se echan de forma repentina sobre los coches” en los pasos de cebra.
Más y mejores vehículos públicos y compartidos
Poco a poco, magníficos vehículos de transporte público ocupan su lugar en el espacio urbano. Cómodos, eficientes y no contaminantes. Este es un ejemplo reciente de Valladolid. Cada vez hay más bicicletas, particulares, de red o municipales y más vehículos compartidos, patinetes o coches, en las calles de las ciudades. Ya es fácil ver tantos de estos vehículos como coches particulares, en cualquier rincón del espacio urbano.
Maquillando el espacio urbano; de la autopista urbana M-30 a la calle 30 Natura
La M-30 es una autopista urbana que rodea la almendra central de la ciudad de Madrid, con un tráfico de más de 100.000 vehículos diarios. El efecto de corte y contaminación que produce en el espacio urbano se ha intentado arreglar parcialmente metiéndola bajo tierra o mediante pasarelas aéreas. Ahora la idea es maquillar en lo posible la carretera con jardines verticales en sus taludes. Convertir una rugiente autopista en un plácido jardín no va a ser tarea fácil.
Madrid deja de respirar
Apenas tres semanas después del lanzamiento de la campaña “Madrid por fin respira”, una inoportuna racha de estabilidad atmosférica ha disparado la contaminación y obligado a tomar medidas al Ayuntamiento (tranquilos, no se ha activado el protocolo por contaminación). La contaminación atmosférica, lejos de desaparecer, sigue ahí en el aire de la ciudad y se multiplica en cuanto se suceden dos o tres fríos y sin viento.
Supermanzanas en entredicho en Barcelona
La falta de árboles, el exceso de superficie asfaltada y la contaminación causan daños a la salud, a lo largo de todo el año y especialmente durante las olas de calor. Las superillas (supermanzanas) de Barcelona, idea estrella de la alcaldía de Ada Colau, pretenden crear amplios espacios urbanos casi libres de coches, devueltos a los peatones y a la vegetación. No todo el mundo está de acuerdo, y la medida es criticada desde diversos puntos de vista que suelen confluir en una queja común: muchos vecinos quieren seguir usando su coche y tenerlo a mano, bajo su ventana si puede ser. Proceso parecido de protestas vecinales se está dando en Murcia y seguirán muchos otros, a medida que se extiendan las medidas anti-coches por las ciudades españolas.
Radares contra el ruido
La ocupación del espacio urbano por el ruido de la circulación rodada quedó bien patente en la primera mitad de 2020, cuando la pandemia hizo desaparecer durante unas semanas el estruendo de fondo del tráfico. Luego el ruido volvió a ocupar toda la ciudad, pero algunas iniciativas como los radares medusa permiten suponer que la situación va a mejorar.
Minicoches
En el espacio que ocupan dos SUVs caben tres coches pequeños. Los utilitarios pequeños, minicoches o cochecitos son una solución lógica para aligerar la ocupación del espacio urbano. Poco a poco, los fabricantes reservan algún espacio en sus catálogos (no mucho por ahora) para este tipo de vehículos.
Ojos vigilantes, ciudades hostiles
Entrar en la ciudad, o al menos en su zona central, no es lo que era. Lejos de brindar una buena acogida a sus visitantes motorizados, los cascos urbanos se erizan con cámaras que leen matrículas y detectan instantáneamente si se trata de un coche non grato. Los criterios de alerta varían: además de la etiqueta de la DGT, si se ha pasado o no la ITV o incluso si se trata de un vehículo robado.
Y un toque futurista: el espacio aéreo urbano
Desde hace más de un siglo se ha especulado con los coches voladores para la ciudad. Se han imaginado estupendos atascos aéreos o al revés, una inaudita fluidez del tráfico gracias a la gran cantidad de espacio disponible allá arriba. Gracias al desarrollo de los drones eléctricos, la idea está volviendo a sonar. Hay cientos de proyectos de aerotaxis y aeroutilitarios en diferentes fases de desarrollo.
Jesús Alonso Millán
Imagen: una escena de Metrópolis (Fritz Lang, 1927). Flickr / Creative Commnons.