Hay plástico hasta en los recién nacidos. La solución, poner filtros a las lavadoras
01/02/2024
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Nuestro planeta tiene un nuevo ocupante, el plástico. Miles de variedades diferentes de polímeros, largas cadenas de carbono e hidrógeno dopadas con diversas sustancias. Se pueden encontrar en toda clase de tamaños: desde objetos muy grandes, del tamaño de una casa, a partículas diminutas de menos de 10 micrómetros (un micrómetro es la milésima parte de un milímetro).
Están en todos los continentes, incluyendo la Antártida, en el aire y el agua, dentro de nuestros pulmones y dentro de los peces que comemos. En 75 años aproximadamente, la producción anual de estos materiales ha pasado de cero a 400 millones de toneladas, casi exactamente el peso de toda la humanidad, unos 60 kg de plástico por cada persona que habita nuestro planeta.
Más de la mitad de todo este tonelaje es de uso efímero, principalmente en forma de envases desechables. El plástico es así un material de usar y tirar, pero que no tiene un circuito eficaz de recuperación y reciclaje como sí lo tiene el metal, el vidrio o el papel. Así que gran cantidad del plástico efímero acaba tirado por ahí, disperso por nuestros paisajes. El sol y la erosión mecánica lo trituran lentamente. La industria también fabrica microplásticos deliberadamente, por ejemplo en forma de microesferas que se usan en cosmética o de microfibras integradas en las materias plásticas que se usan en la industria textil.
El resultado final es que hay trillones de nanopartículas y micropartículas, de un material formado por macromoléculas de composición variada, sueltas por ahí. La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha publicado un cauteloso estudio que reconoce que estas partículas están por todas partes, y que no se puede saber todavía su efecto a medio y largo plazo sobre la salud humana. Crece la sospecha de que algunas de estas macromoléculas pueden ser confundidas con sustancias biológicas, como las hormonas impostoras, al ser ingeridas. Algunos médicos están seriamente preocupados.
La ONU inició en marzo de 2022 el laborioso proceso de lo que sería un tratado mundial sobre los plásticos, que debería estar listo a finales de este año. Los objetivos están bastante claros, iniciar el camino para curar la epidemia que supone la contaminación por plásticos, en palabras de Espen Barth Eide, ministro de Clima y Medio Ambiente de Noruega y presidente de la conferencia inicial del futuro “Tratado del Plástico”. Más en concreto se trata de reducir su impacto sobre la salud humana, el medio marino y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Pero conseguir estas metas divide a las partes que han formado el acuerdo: unos abogan por atacar el problema de raíz, recortando la producción de plásticos, y otros por dejar en paz a la enorme industria petroquímica que fabrica los plásticos y mejorar la recuperación y reciclaje de sus residuos, lo que se llamaba “política de final de tubería”.
Francia es un buen ejemplo de esta última actitud. A partir del 1 de enero de 2025, las lavadoras francesas deberán contar con un filtro para retener las partículas de plástico que se van por el sumidero al lavar la ropa. La mayor parte de la ropa moderna está fabricada con una mezcla de fibras vegetales como el algodón y de materias plásticas como poliéster, poliamida, poliuretanos, etc. Los fabricantes de lavadoras ya están trabajando en este nuevo nicho, con filtros internos o externos de diversos tipos.
La lucha contra la invasión de los plásticos tiene precedentes. Como sucedió con los CFCs, los plásticos están revelando su lado negativo para el medio ambiente y provocando una respuesta internacional, que en el caso de los CFCs llevó al Protocolo de Montreal, que prohibió su fabricación y empleo. Los filtros de lavadora son equivalentes a los catalizadores, filtros y aditivos que llevan los coches para reducir la contaminación. No está muy claro que la industria de los envases deje de usar plástico, ni que la industria del automóvil deje de fabricar coches de motor térmico y se pase en bloque al motor eléctrico.
Ante esta situación, las personas estamos en un brete: sumergidas hasta el cuello en objetos de plástico, muchos de usar y tirar, sin muchas alternativas aparte de intentar llevar una vida casi heroica “sin plásticos”. La recomendación de poner menos lavadoras no parece suficiente para solucionar el enorme y extendido problema de los plásticos. Lo que sí podemos hacer todos y todas es intentar producir menos residuos plásticos: comprar alimentos a granel, llevar nuestra botellita de agua y no olvidar llevar una bolsa para hacer nuestras compras.
Jesús Alonso Millán