Justicia para las ZBE (Zona de Bajas Emisiones)

04/10/2024

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“Así por esta nuestra Sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.” Con esta fórmula tradicional, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha declarado la nulidad de una serie de artículos de la Ordenanza de Movilidad Sostenible de Madrid, es decir de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de la ciudad, que no permite la entrada en la misma de los coches más contaminantes. El argumento principal para mermar la ZBE es el siguiente: “Tales medidas [de restricción de acceso] conllevan la necesidad de renovación del parque de vehículos afectados, pues […] afectan a los vehículos de más antigüedad y por ello, presumiblemente, a las personas de menos capacidad económica, que se ven impedidos o gravemente dificultados en sus posibilidades de acceder a nuevos vehículos que cumplan con las exigencias ambientales.” La sentencia responde parcialmente a una demanda del grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, que tenía como objetivo aniquilar la ZBE, de acuerdo con su estrategia general de combatir las políticas de sostenibilidad y la Agenda 2030.

La cuestión es importante y al fin se ha puesto, de manera oficial, sobre la mesa. Se ha demostrado fehacientemente que las ZBE reducen la contaminación y mejoran la salud de los ciudadanos, y que las rentas más bajas son las que más sufren el aire sucio. La ciudad debe tomar medidas para evitar la contaminación del aire, pero también debe procurar que nadie se vea perjudicado por estas medidas. La sentencia reafirma la necesidad de implantar zonas de baja emisión de contaminantes, pero también pone de relieve la enorme dificultad de sacar el coche de la ciudad una vez que la ocupó casi por entero. Y esta tarea no solo es responsabilidad de los ciudadanos: la industria y la administración tienen mucho que decir.

Los coches antiguos contaminan más que los modernos, y mucho más que los eléctricos. Nuestras ciudades están invadidas por una riada de vehículos completamente inadecuados para moverse por el medio urbano. Eso se sabía ya hace 126 años, cuando se daba por sentado que vehículos eléctricos baratos y cómodos sucederían a los coches de motor de explosión: “Al automóvil de petróleo sucede el eléctrico, que es perfecto ya o poco menos. Al carruaje incómodo y feo suceden ya vehículos muy elegantes y cómodos. Lo que antes era “un artículo de lujo” estará pronto al alcance de toda persona que goce de una regular posición. Baste decir que el “entretenimiento” de un buen automóvil eléctrico no llegará a cuatro francos por día”. (Heraldo de Zamora, 12 de julio de 1898). Téngase en cuenta que “incómodo” no tenía solo el sentido actual de “poco confortable” sino también el de “contaminante, que emite humos y olores molestos”.

En 2024 la gran mayoría del parque automovilístico está compuesto por incómodos coches de petróleo, y no son precisamente baratos. Muchas personas están atrapadas con un viejo diésel, sin dinero para comprar un coche nuevo, y sin poder entrar en una ZBE aunque lo necesiten. El coche es la segunda gran inversión de las familias, después de la hipoteca. El precio medio de un coche nuevo se ha disparado a 24.000 €, más o menos el salario medio anual. El precio medio de un coche eléctrico es muy superior.

Los fabricantes de coches europeos han tenido más de medio siglo (desde 1973 aproximadamente) para lanzar al mercado un utilitario eléctrico barato, pero no han debido poner mucho empeño, porque desde luego no lo han conseguido. Las ayudas a la compra de coches de emisión cero (Plan Moves IV, actualmente en vigor) no parecen suficientes. Francia está probando una nueva fórmula que parece que está teniendo mucha demanda, un leasing de coche eléctrico a 100 € por mes, entre tres y cuatro veces más barato que el coste de un coche medio convencional. En general el alquiler con derecho a compra, no sólo para coches eléctricos, es una fórmula que tiene cada vez más adeptos.

Las ZBE suelen coincidir con los centros urbanos, donde el transporte público es más denso. Las ciudades (Madrid al menos) han tenido casi medio siglo de tiempo para construir una buena red de aparcamientos disuasorios, instalados en los accesos de la almendra central, donde se pueda dejar el coche con comodidad para acceder al centro de manera no contaminante. No ha podido ser, los aparcamientos se siguen construyendo en el centro. Es verdad que la oferta de transporte público es considerable: metro, autobuses, tren, taxis, VTC, coches compartidos, bicicletas eléctricas, y hasta hace poco patinetes.

La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid plantea una cuestión que afecta a la transición ecológica justa (la cita expresamente). Se puede plantear como el derecho a la salud chocando con el derecho a la movilidad. La cuestión va mucho más allá de si se permite a los coches contaminantes entrar o no en la ciudad, sino de salud planetaria y ciudadana. De acuerdo con las últimas recomendaciones de la ONU para paliar los efectos del cambio climático, hay que comenzar ya a multiplicar las zonas verdes y la vegetación urbana, reducir el tráfico a lo imprescindible (y a base de vehículos eléctricos) y multiplicar las áreas peatonales. Es un cambio de rumbo importante y debe tener en cuenta a todo el mundo, y con soluciones eficaces. Tal vez no se trata de cambiar de coche, sino de no necesitarlo.

Jesús Alonso Millán

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