¿Cuánto pagarías por tu basura?

16/12/2024

Tiempo de lectura: 4 minutos

La basura regresa a las tasas municipales. Sabremos lo que pagaremos por su recogida y tratamiento, pero ¿pagaremos lo justo y apropiado?

Vuelve la tasa de basuras, tras años de relativa oscuridad

La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) no está nada contenta con la nueva tasa que se quiere implantar en nuestro país. La ley de residuos y economía circular de 2022 establece la necesidad de poner en marcha un pago por la recogida, transporte y reciclaje de los residuos domiciliarios, que debe ser “específica, diferenciada y no deficitaria”. Es decir, aparte de todos los demás pagos por servicios municipales.

Es el retorno de la antigua “tasa de basuras”. Parece ser que a muchos ayuntamientos les daba vergüenza cobrar una tasa de basuras y la escondían en el impuesto de bienes inmuebles (IBI). Ahora, por ley, hay que sacarla a la luz y enviar un recibo a cada vecino.

Problemas de la nueva tasa

La FEMP señala la infinidad de problemas jurídicos, económicos y logísticos que implica la implantación de la nueva tasa, que se basa en dos principios: que cubra el coste total de la recogida separada y que los vecinos paguen de acuerdo con su producción.

El primer objetivo es más fácil, pero el segundo (que quien más contamine pague más) es más complicado de conseguir. Cada municipio modula el pago vecinal por basuras de diferentes maneras. Lo habitual es usar el valor catastral de la vivienda, que suele ser la base que se usa para calcular el IBI. Casa grande, basura grande.

¿Cómo se calcula lo que pagamos?

Barcelona usa el consumo de agua como indicador de la producción de basuras. Madrid está pensando en modular la tasa, además de por el valor de la vivienda, por la media de producción del barrio o incluso por la calidad de la separación selectiva, según el porcentaje de residuos especiales (como los envases o el vidrio) que los vecinos colocan correctamente en su contenedor.

El objetivo final que está detrás de esta reforma, que afectará a las finanzas de millares de municipios y a decenas de millones de hogares, es acelerar el lento avance de la economía circular en Europa. Ahora mismo los europeos producimos algo más de 500 kilos de residuos domiciliarios al año, de los cuales se recicla algo menos de la mitad. Todavía se coloca demasiada basura mezclada en los vertederos. El desperdicio alimentario es de unos 70 kilos por persona y año. Recientemente se reveló (en España) que la separación selectiva de las botellas de plástico apenas superaba el 40%.

¿Es posible aplicar el principio «quien más contamina, más paga» a la tasa de basuras?

La mejor tasa de basuras para conseguir este objetivo de circularidad sería la que penalizara la sobreproducción de residuos y redujera la cuota a los que menos basura producen (el llamado pago por generación, PxG), pero eso es más fácil de decir que de hacer.

El PxG requiere identificar cada productor de residuos y contabilizar de alguna manera qué cantidad de los mismos produce realmente. Esto se puede hacer de varias maneras: recogida puerta a puerta de bolsas estandarizadas, contenedores individuales con “chips” que permiten medir el volumen producido, etc.

Los resultados de las experiencias realizadas son buenos, pero resta ver cómo se podrían aplicar a grandes ciudades. En España el sistema de pago por generación es muy minoritario, apenas un 1% del total, y está presente sobre todo en Cataluña, País Vasco y Baleares. Por ahora, la norma legal lo recomienda, pero no hay fechas establecidas para su implantación.

Un buen sistema de devolución y retorno (como el que se aplicará a las botellas de plástico), contenedores para recogida selectiva (como los que ya existen para toda clase de residuos) y el pago por generación podrán hacer que los vertederos de basura sean una curiosidad arqueológica, pero queda todavía mucho camino por recorrer.

Jesús Alonso Millán

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