Algunos datos de la violencia vial
05/03/2024
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La violencia vial (también llamada siniestralidad vial) mató 1.746 personas en 2022 y envió a muchas más al hospital con heridas de consideración, 8.502. Las cifras de 2023 son parecidas, según los datos provisionales. Desde luego es una masacre cotidiana, a un ritmo de 32 muertos por semana. Desde hace algo más de 30 años estas cifras han ido disminuyendo paulatinamente, pero últimamente parece que el descenso del número de víctimas se ha frenado.
La causa de los accidentes de tráfico pueden ser carreteras en malas condiciones, coches poco seguros, averías mecánicas o incluso condiciones meteorológicas desfavorables, como la niebla. Pero eso explica una parte pequeña de los accidentes. Los datos de la DGT (Dirección General de Tráfico) para 2022 establecen tres causas principales de los accidentes con víctimas mortales: la “conducción distraída o desatenta” explica el 31 % de los mismos, el alcohol el 29 % y la “velocidad inadecuada” el 23 %. En total, el 83% de los accidentes no tienen que ver con carreteras o coches en mal estado u otros factores externos.
La lucha contra las distracciones al volante, la principal causa de mortalidad en la carretera, es una tarea complicada. Puede incluir tecnología avanzada de ayuda a la conducción integrada en el vehículo, como dispositivos para mantener el carril automáticamente, o una velocidad de crucero adecuada, o alertadores de obstáculos, frenazos de emergencia reforzados, detectores de somnolencia, etc. Estos artilugios serán poco a poco obligatorios para los coches nuevos. En la parte exterior, hay toda una parafernalia de señales que avisan al conductor de potenciales riesgos, muchas ya existentes y otras en ensayo, como gruesas rayas rojas para recordar que está prohibido adelantar, triángulos amarillos en zonas urbanas, semáforos “inteligentes” que avisan cuando un peatón quiere cruzar, etc.
En el caso de la conducción bajo los efectos del alcohol, se junta el control externo (cientos de miles de controles de carretera) con dispositivos ingeniosos, como un alcoholímetro incorporado que no deja arrancar el coche si el usuario está pasado de copas. En 2022, casi uno de cada tres muertos en accidentes de tráfico fue a causa del alcohol, y es una cifra inamovible. El mensaje “si bebes, no conduzcas”, en distintas variantes, lleva medio siglo funcionando, con poco éxito por lo visto.
El exceso de velocidad explica casi una de cada cuatro muertes en accidentes de tráfico, y tiene una diferencia con las dos grandes causas anteriores: es completamente voluntario, no depende de distracciones o del efecto no deseado de las drogas. Los coches a velocidad excesiva matan gente, pero muchos conductores siguen conduciendo a velocidad excesiva, creyendo firmemente que los límites oficiales de velocidad se ponen simplemente por mero afán recaudatorio. Toda una rama de la tecnología y un gasto público considerable se dedican a perseguir el exceso de velocidad: helicópteros, drones, radares, controles y campañas de concienciación. Sin mucho éxito, como demuestran las increíbles cifras de infracciones detectadas por algunos dispositivos (los famosos “radares que más multan”).
Por la parte de las víctimas, se observa una tendencia preocupante. El porcentaje de víctimas mortales vulnerables (peatones, ciclistas, patineteros y similares, conductores de ciclomotores y de motos) es el 50 % en conjunto, pero el 81% en vías urbanas. En general, la violencia vial ya no es solo cosa de coches que colisionan unos con otros, sino que se trata, sobre todo en ciudad, de coches llevándose por delante a peatones, ciclistas, moteros y en general personas no protegidas por una carrocería. Es pasmosa la cifra de personas de 75 o más años muertos por atropello en ciudad: son el 47 % de todas las víctimas. En conjunto, con datos de 2022, la tercera edad (65 y más años) supone el 67 % de todos los peatones muertos en accidente de tráfico en ciudad.
¿Qué podemos hacer para reducir la violencia vial, además de seguir estrictamente el código de la circulación? Una manera sencilla de reducir los accidentes de tráfico es practicar la conducción eficiente. La conducción eficiente es sinónimo de conducción segura y su práctica solo requiere aplicar sentido común a nuestro estilo de manejo del coche. El consejo más simple es evitar practicar al volante el estilo de conducción deportiva. Desplegar un modelo de conducción anticipada, donde prioricemos el freno motor, siendo el cuentarevoluciones nuestro mejor aliado en lugar del velocímetro, favorece, entre otras cosas, que nuestra conducción sea segura y también menos contaminante.
Imagen: Basada en un cartel de la DGT (JCT) de 1960. Ver la imagen original.