Cinco fósiles típicos del Antropoceno

Casi todos los expertos están de acuerdo en que estamos viviendo la época final del Antropoceno, una era geológica que comenzó hacia 1945 y que se caracteriza por un gran acelerón de la producción y del consumo, que ha terminado llenando el planeta de gruesos estratos de residuos procedentes de la actividad humana. ¿Qué pensarán los paleontólogos del futuro de los yacimientos fósiles que estamos creando ahora mismo, en calles, casas y supermercados? Vamos a ver unos ejemplos.

Variedad de botellas de plástico. Se cree que contenían agua.

Botellas de plástico desechable
La botella de plástico de 1/2 litro es tal vez el fósil más característico del Antropoceno final (2005-2030). Este objeto se encuentra por millones en potentes estratos. Se estima que su vida útil era de entre unos días y unos pocos minutos.

Un yacimiento de coches fósiles hallado intacto. Nótese como algunos de gran tamaño descansan directamente sobre la acera.

SUVs y otros coches de gran tamaño
Los SUVs fueron un enigma para los científicos durante mucho tiempo. Se trata de grandes vehículos todoterreno, pero siempre hallados en yacimientos urbanos. Se especula sobre su uso como carros ceremoniales.

Una verdadera piedra de Rosetta de la alimentación: la etiqueta conservada de una Trenza Danesa. Puede verse abajo la interpretación de su contenido.

Alimentos ultraprocesados
Los alimentos ultraprocesados no se han conservado bien, pero sí sus etiquetas, muchas veces impresas en plástico casi imperecedero. El cotejo de los restos de estas etiquetas ha permitido establecer la composición habitual de los alimentos de la época.

En la Trenza Danesa, los paleontólogos han detectado componentes habituales en las despensas antropocénicas: harina de trigo, mantequilla, azúcar, huevo, levadura, leche en polvo, sal, manteca de cerdo, aceite de girasol, almendra, uvas pasas, nueces…

Otros menos habituales, al parecer añadidos para multiplicar el sabor dulce del producto: dextrosa, harina de malta de trigo, maltodextrina (soja), extracto de malta (cebada), jarabe de glucosa, almidón.

Y 19 componentes más, identificados como “Aditivos Completamente Seguros” en la literatura paleontológica: antioxidante E-306, espesante E-371), espesante E-466, emulgentes (E-472e, E-322, correctores de acidez (E-450, E-341), edulcorante E-420, emulgentes (E-472c, E-322), colorante E-160, antioxidantes (E-307, E-304), conservador E-200), corrector de acidez E-334, conservadores (E-202, E-281), colorantes (E-150, E-160b).

Otros fósiles muy abundantes son los palitos de pescado (de forma cilíndrica, dejan tras de sí múltiples envoltorios de plástico) o los donuts, que se vendían en carcasas de plástico semirrígido muy características.

Una cinta de cassette, fósil muy abundante en estratos fechados entre 1970 y 2000.

Restos de la electrónica: cobre y otros metales en matrices de plástico

Los fósiles de la electrónica son muy útiles para fechar con exactitud los estratos del Antropoceno final. La secuencia suele incluir discos de vinilo, cassettes de cinta, discos de policarbonato de CD y DVD y, desde 2010 aproximadamente, cantidades enormes de smartphones. Todos ellos contienen metales y tierras raras enterrados en carcasas de plástico y aluminio.

La espoleta del pollo, el hueso más inconfundible en los yacimientos. Wikimedia Commons.

Huesos de pollo

Desde el punto de vista de su especie triunfante, el Antropoceno es la Era del Pollo, como hubo una Era de los Dinosaurios. Hay casi 25.000.000.000 de pollos en nuestro planeta, y se calcula que su masa es superior a la de todas las demás aves juntas.

Jesús Alonso Millán

Fotografía destacada: Neil Cummings. Thames Wapping foreshore – Anthropocene Atlas (Flick).