Cinco maneras en que nos va enriquecer la lucha contra el cambio climático
20/04/2023
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Tal y como están planteadas las cosas actualmente, la lucha contra el cambio climático, desde el punto de vista de la ciudadanía, va a ser un crujir de dientes. Los impuestos a la energía fósil subirán el precio del gasóleo y la gasolina, así como de la electricidad. Las medidas para una agricultura con menos plaguicidas y fertilizantes químicos, y para una ganadería menos contaminante, sin “macrogranjas”, subirán el precio de los alimentos y especialmente el de la carne. El impuesto a los envases desechables aumentará el precio de la cesta de la compra. Los coches eléctricos no contaminantes son mucho más caros que los convencionales. Y así sucesivamente.
Da la sensación de que vamos a pagar cada gramo de CO2 no emitido a la atmósfera con un agujero en nuestro bolsillo. Circulan siniestras predicciones sobre un mundo reducido a la pobreza extrema por culpa de las medidas contra el cambio climático: sin coches, sin chuletones, ¡sin botellas desechables de agua!. Un desastre.
¿Y si no fuera así? Hay muchos aspectos de las políticas y medidas anti-cambio climático que no nos van a empobrecer, sino todo lo contrario. Ahí van algunos ejemplos:
Energía más barata
La electricidad renovable no es gratis, hay que pagar el coste de instalación, mantenimiento y operación de los aerogeneradores, placas solares, centrales hidráulicas, de biomasa y otras. Pero es mucho más barata que la electricidad nuclear o la obtenida a base de quemar gas o carbón. No hay que traer el combustible desde lejanos países, como ocurre con el gas natural o el uranio enriquecido: el sol, el viento y el agua ya están ahí, y la biomasa no viene de muy lejos.
Alimentos de mejor calidad, a buen precio
La lucha contra el cambio climático implica parar los pies a un tipo de industria alimentaria que inunda el planeta de alimentos ultraprocesados, por ejemplo cereales de desayuno o pizzas congeladas. En precio por kilo, parecen más baratos que los alimentos de calidad, frescos. En realidad son bastante más caros, porque están fabricados a base de componentes como el azúcar, la harina o el aceite de palma refinado, productos de bajo poder alimenticio. Por eso comemos cantidades industriales de estos alimentos sin saciar nuestra hambre, sin contar con que contienen aditivos que los hacen adictivos, como el glutamato.
Transporte al gusto
Condición necesaria de la lucha contra el cambio climático es la expansión y mejora de las redes de transporte público y compartido. Eso es algo que ya está ocurriendo, cada vez surgen más opciones de transporte urbano, desde los discutidos patinetes a microbuses eléctricos a demanda. Lo cierto es que esta situación nos va a permitir liberarnos de la atadura al coche privado, un elemento engorroso que exige constante atención y que supone más de un cuarto del gasto de las familias. Podremos elegir nuestro menú de transporte personalizado, al gusto.
Distribución de agua a prueba de sequías
La acción climática requiere una rigurosa política de buena gestión del agua, que incluya tecnología ahorradora, y también una cultura que considere el agua como lo que es, el elemento más imprescindible de la vida (si esto te parece exagerado, recuerda la última vez que sufriste un corte de agua). Las medidas que se implantaron en la fuerte sequía de la primera mitad de la década de 1990 nos van a ayudar a afrontar la próxima sequía, que llegará en algún momento (parece que ya ha llegado, ahora, en la primavera de 2023).
Economía circular (real)
Eliminar la basura es mucho más caro a largo plazo que reciclar los materiales adecuadamente, en circuito cerrado. Si nos hacemos responsables directos de los residuos que producimos, podremos obtener beneficios de varias formas, cuando estos sistemas se generalicen: por ejemplo, pagando menos tasa municipal cuanto menos residuos produzcamos, y por supuesto recuperando parte del coste del envase en un sistema de devolución y retorno o “devolver el casco”.
Jesús Alonso Millán
Ya se encargraá el capitalismo de jodernoslo bien