¿Cómo funcionan en Europa las zonas de bajas emisiones?
02/07/2019
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Se habla cada vez más de la necesidad de reducir la presencia de coches en el centro de las grandes ciudades, principalmente en relación con la limpieza de la atmósfera. Más de 200 ciudades en Europa han delimitado zonas de baja emisión, lo que significa que solo los residentes pueden acceder a la zona delimitada o que los vehículos con altas emisiones contaminantes no son autorizados a circular. París, Londres, Berlín, Oslo, Atenas, Dublín, Helsinki, Viena y Lisboa son algunas de estas capitales que siguen la normativa de restricciones de tráfico por alta contaminación en Europa basada en la clasificación “Euro” (Euro 1, 2, 3, 4, 5 y 6, según el nivel de emisiones contaminantes de los vehículos, de mayor a menor).
Con ánimo de aportar datos a la cuestión de Madrid Central, realizamos un recorrido por las zonas de restricciones en Europa que existen hoy en día.
En Berlín, desde 2008, todos los vehículos que no tengan el certificado de vehículos de bajas emisiones tienen prohibido entrar en la zona centro. La Umweltzonen –zona de restricción medioambiental– tiene una superficie de aproximadamente 88 kilómetros cuadrados (en comparación con Madrid Central y sus 4 km²). La multa por entrar sin la pegatina verde es de 80 €.
La zona de bajas emisiones de Londres denominada Low Emission Zone es la más grande de Europa con 1.500 km² (y con una zona de emisiones ultra bajas de 21 km²). En el caso de Londres se aplica a los vehículos que acceden al centro de la ciudad una tasa de congestión que existe desde 2003 (Congestion Charge). Todos los vehículos que estén por debajo del estándar europeo Euro 4 (tanto para diesel como para gasolina) que quieran acceder en el centro de lunes a viernes entre las 7 y las 18 horas deben pagar la tasa de 11,50 libras (12,80€). Los vehículos de gasolina anteriores a 2006 o de diésel anteriores a 2015 tienen que pagar un total de 24 libras, que son unos 27 euros al día por circular en la zona de tráfico restringido. El alcalde de Londres, Sadiq Khan, planea ampliar la zona de ultras bajas emisiones en 2021, así Londres se convertiría en la zona de acceso al tráfico limitado más grande y más poblada del mundo. Para ayudar a los ciudadanos aceptar el cambio de su modo de movilidad, será creado un fondo de 30 millones de euros destinado a los conductores con rentas bajas, para ayudarles a reemplazar sus coches.
En Roma existe la Zona de Tráfico Limitado (ZTL) en el centro histórico. Solamente los residentes, los trabajadores de la zona, los vehículos eléctricos y los transportes públicos pueden entrar en la ZTL. La zona está dividida en tres áreas y cuanto más cerca del centro histórico están, menos puedes entrar con un coche viejo (en relación con las normas Euro 1, 2, 3…). Así en la ZTL Casco histórico, de lunes a viernes de 6 a 18 horas y de 14 a 18 horas el sábado, la circulación está prohibida a todos los vehículos que no son eléctricos.
En París se clasifican los vehículos en seis categorías, con diferentes colores, según el año de primer registro, las eficiencia energética y las tasas de emisión. Desde el 1 de junio de 2017 es obligatorio circular con este distintivo denominado Crit’Air. Si no se dispone de él, la multa es de 68€. Además, está prohibido circular con los coches más antiguos cuando se disparan los protocolos de contaminación y puede entrar en vigor la circulación alterna según la matrícula. Durante los días de alta contaminación algunas ciudades en Francia ofrecen el uso gratuito del transporte público.
Amsterdam es muy conocida por sus bicicletas pero sigue una política ambiental que trata de reducir la cantidad de coches en circulación en la ciudad. Con el objetivo de mejorar la calidad del aire y resolver un problema de salud pública, las autoridades quieren prohibir el acceso a la ciudad para coches o motos de diesel o gasolina. Esta drástica medida es la más estricta de toda Europa y entraría en vigor en 2030. A partir de 2020 se prohibirá el acceso al centro de la capital a los coches y motos diesel con mas de 15 años, aplicándose por fases las restricciones del plan de Acción de Aire Limpio de Amsterdam para que la ciudad esté libre de emisiones para el año 2030.
Como vemos, en la Unión Europea cada vez se aplican más restricciones para mejorar la calidad del aire en el centro de la ciudades. Poner una tasa, prohibir el acceso al centro a los coches más antiguos, ofrecer un servicio de transporte público gratuito los días de alta contaminación, establecer medidas puntuales de circulación alterna según la matrícula, promover los vehículos eléctricos y sus estaciones de carga, obligar a los coches a tener una pegatina verde… En Europa hay un gran número de medidas para mejorar la calidad del aire del centro de las grandes ciudades. Por ello no nos cabe duda de que el debate en torno a Madrid Central va estar constantemente en la mesa, ya que es una cuestión de salud pública, y la Unión Europea sabe que el único modo de reducir la contaminación en nuestras ciudades es reducir el uso de los vehículos que contaminan.
Por otro lado, en la actualidad los jóvenes están menos interesados en poseer o en conducir su propio vehículo. El cambio generacional permite promover otras modalidades sostenibles como la bicicleta y el transporte público. En este sentido las ciudades del futuro podrían cambiar totalmente: las personas tendrían plena posesión del centro, sin coches circulando o estacionados, lo que liberaría un espacio urbano del que podríamos apropiarnos de nuevo.