Cómo hacer circular la industria europea del automóvil
26/04/2024
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Las normas UE que afectan a los coches se cuentan por centenares. La más famosa últimamente es la que (se supone) que prohíbe la venta de coches de motor de explosión a partir de 2035. Pero la idea de sustituir unos 300 millones de coches de motor térmico por 300 millones de coches eléctricos es titánica y probablemente absurda. Tal vez es el momento de utilizar otro enfoque más amplio.
Bajo el discreto titular “Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a los requisitos de circularidad aplicables al diseño de los vehículos y a la gestión de los vehículos al final de su vida útil”, una nueva e importante norma está a punto de salir a la luz, con potencialidad de revolucionar toda la industria europea del automóvil.
La norma actual en vigor data del año 2000 y fija objetivos de reciclaje y de ausencia de compuestos tóxicos, entre otros. La nueva norma legal pretende ir más allá y terminar con el modelo lineal de fabricación y «desechaje» de vehículos. Los coches llevarán un «pasaporte de circularidad» y se diseñarán y fabricarán con la vista puesta en su porcentaje de material reciclado incluido y en la facilidad de desmontaje y reciclado al final de su vida útil.
Así que se plantean mínimos de porcentajes de contenido de plástico, acero y aluminio reciclado en los coches nuevos, y se presentan objetivos muy ambiciosos de reciclaje de los componentes de los coches fuera de uso. Eso implica que los coches serán más fáciles de separar en sus componentes reciclables al final de su vida útil.
En general, se quiere incrementar el control sobre todo el ciclo de vida de los vehículos, reduciendo el número de coches “fantasma”, que desaparecen de los registros por ser exportados o abandonados sin control.
La nueva norma es en parte una respuesta al crecimiento de coches de baterías. En ellos el impacto de uso (derivado de quemar gasolina y gasóleo) es menor comparado con el que acarrea su fabricación y disposición al final de su vida útil, lo que refuerza la necesidad de reducir la huella de materiales de la industria automovilística. Además, a medida que se electrifiquen los vehículos, crecerá la demanda de cobre y de materiales como el neodimio o el disprosio, elementos muy valiosos que conviene tener bien amarrados en un circuito cerrado.
La nueva norma UE sobre circularidad en el diseño de coches y tratamiento de vehículos al final de su vida útil puede reducir significativamente el impacto ambiental negativo de la industria automovilística. Un enfoque más amplio de la circularidad podría tener en cuenta otras medidas:
Lo primero, reducir la demanda de vehículos reduciría drásticamente la huella ecológica del sector. Esta medida puede ir asociada a los nuevos modelos de transporte “Movilidad como un Servicio”, por ejemplo, mediante flotas de coches compartidos, así como a cambios en el modelo de movilidad urbana, como las redes municipales de bicicletas y por supuesto mejoras del transporte público, como la generalización del abono único de transporte.
Otra manera de mejorar la circularidad consiste en reducir el tamaño de los vehículos, contrarrestando la tendencia actual al gigantismo de los coches. Coches más pequeños necesitan menos materiales y pueden funcionar bien con baterías más ligeras.
Otra más sería fabricar vehículos más fáciles de reparar y más duraderos, una manera eficaz de reducir mucho la demanda de materiales, con un procedimiento modular que permita actualizar partes y componentes sin necesidad de achatarrar el coche entero. Así como potenciar el “pasaporte de circularidad”, de manera que incluya información sobre la huella ecológica del automóvil a lo largo de todo su ciclo de vida.
La industria europea del automóvil consume acero, plásticos, vidrio, cobre, caucho, aluminio y otros componentes por millones de toneladas, en porcentajes importantes del ecosistema industrial europeo. La media de coches por cada mil habitantes es de 570, suficiente para transportar al doble de la población de la UE. ¿Puede conducir hacia la sostenibilidad la enorme industria europea del automóvil? ¿Fabricar menos coches, más eficientes, ligeros y duraderos? Parece que el momento ha llegado.
Jesús Alonso Millán
Fotografía: Lucas Miguel en Unsplash