El coche del futuro no es como te lo imaginas
22/01/2025
Tiempo de lectura: 5 minutos
Se acerca el mundo post-SUV, esos coches que no paran de crecer en peso y en tamaño, y que ofrecen reducidas prestaciones con una enorme huella ecológica. ¿Cómo serán los vehículos que los sustituirán? Te damos una pista: no tendrán aspecto de nave espacial, y –excepto algunos– no podrán volar.
Empezamos por el principio: ¿qué necesitamos?
Parece la cuadratura del círculo: un coche amplio, cómodo y espacioso, con muchos kilómetros de autonomía, de peso ligero, seguro y capaz de proteger a sus ocupantes de accidentes y además 100% eléctrico. Y, por si fuera poco, de muy baja huella ecológica.
Y con un requisito irrenunciable: el vehículo debe ser capaz de llevar a toda una familia con su impedimenta en un viaje largo de vacaciones. Esto deja fuera, en otro nicho, a los microcoches urbanos, como el Citröen AMI o el Renault Twingo.
Parece difícil, pero hay tres tendencias actuales que vienen en nuestra ayuda.
Un factor importante: la disminución de los límites de velocidad
Actualmente, en España, los límites de velocidad van de 120 km/h en autopistas y autovías a 20 km/h en vías urbanas de plataforma única (sin acera). La tendencia general es a reducirlos, especialmente en el interior de las ciudades. Pero puede que también bajen en vías rápidas, como se hizo hace unos años bajando la velocidad a 110 km/h, para reducir el consumo de combustible. A menos velocidad, el coche necesitará menos energía para moverse.
Se ha visto que 100 km/h es una buena marcha para no consumir demasiada energía y llegar pronto a nuestro destino, dentro de una pauta de conducción relajada y constante, sin tirones ni frenazos ni acelerones bruscos. Lo cual nos lleva al siguiente punto.
Se necesitan sistemas de conducción autónoma, pero no hace falta que sean completos
La conducción autónoma (CA para los amigos) tiene un gran potencial para reducir drásticamente la huella ecológica del coche. La CA reducirá o eliminará la necesidad de demandas súbitas de potencia para acelerones, adelantamientos y así: el sistema tendrá en cuenta la presencia de otros vehículos y “navegará” teniendo siempre en cuenta sus movimientos. El coche del futuro, por lo tanto, necesitará motores menos potentes que los actuales.
No se trata de CA de grado 5 (de las que no requieren ninguna intervención humana en la conducción), con una de grado 3 (que incluye frenado automático para evitar colisiones, por ejemplo) bastaría.
Simplicidad, y materiales más ligeros y resistentes
Los coches actuales son monumentos barrocos, dotados de múltiples componentes y sistemas acoplados. Pero hay una línea de diseño de automóviles que apuesta por la sencillez, por ejemplo integrando los motores eléctricos + las baterías + el chasis en una estructura única, encima de la cual se monta la carrocería que más convenga.
Los materiales ligeros, como aluminio o plásticos composites, pueden ahorrar también mucho peso en comparación con el uso de acero. Estos coches pueden ser tan seguros como los coches blindados actuales: estos materiales ligeros tienen “excelentes propiedades en términos de resistencia ante impactos”.
Tres tendencias que se resumen en una dirección: el final de la obsesión por la potencia
Un coche más ligero tiene menos demanda de energía para moverse, así que las baterías pueden seguir disminuyendo de tamaño. Reuniendo estos cambios (menos velocidad punta, conducción autónoma, materiales ligeros) sería posible plantear un coche familiar con un consumo de solo 10 kWh/100 km, que podría recorrer 500 km con una batería de solo 200 kg de peso. Se trataría de vehículos capaces de recorrer muchos kilómetros con baterías más pequeñas y ligeras.
Hay que tener en cuenta además la tendencia constante a aumentar la densidad energética de las baterías, de manera que a igual peso proporcionan cada vez más energía al vehículo. Y hay otro factor que va a ayudar al coche de baja huella: la multiplicación de puntos de recarga y la disminución del tiempo de recarga.
Queda una cuestión importante:¿qué aspecto tendrá este coche?
Visualizando el coche del futuro: una cuestión de diseño
El coche de baja huella estará diseñado “de dentro hacia afuera”, es decir, partirá de un habitáculo espacioso y cómodo al que luego se le añaden el motor, las ruedas y otros elementos propios de un vehículo. Esto contradice la tendencia SUV de hacer coches “de fuera hacia adentro”, enormes y angulosos por fuera pero con un habitáculo más bien pequeño.
Un coche como el ratón de un ordenador
Incluso con velocidades punta algo más reducidas, una buena aerodinámica sigue siendo necesaria. Debido a su altura y abundancia de ángulos rectos, los SUV suelen tener un coeficiente Cx bastante malo, de 0,4 o más (un Cx =1 equivale a una plancha de acero en vertical navegando por una carretera). Un utilitario medio anda por un Cx de 0,3.
Un coche oblea, en cambio, puede tener un coeficiente aerodinámico sensacional. El Schlôrwagen, con forma de ratón de ordenador sobre ruedas, de 1939, es un buen ejemplo: tenía siete plazas y un Cx de 0,15, con un ahorro de combustible de un 30% aproximadamente sobre un vehículo convencional de su tamaño y potencia.
Y un extra bienvenido: añadir algo de la fuerza del sol
Un coche amplio con buena aerodinámica puede tener otra ventaja adicional: la posibilidad de instalar varios metros cuadrados de panel fotovoltaico de alta eficiencia, capaces de añadir una autonomía marginal pero no desdeñable al vehículo. Es probable que 5 metros cuadrados de panel fotovoltaico sean estándar en el coche de baja huella.
Lo de arriba se refiere al coche del futuro en propiedad. Pero se puede dar un paso más importante hacia la movilidad sostenible: caminar, usar la bicicleta, el transporte público o el coche compartido/alquilado en el día a día… y también en los viajes de vacaciones.
Jesús Alonso Millán
Imagen: Soviet City of the Future As Seen In 1955. From Livejournal’s «Retro Futurism» feed. Flickr (Creative Commons)