El coche eléctrico compartido: ¿es una anécdota o es la gran solución?
26/10/2016
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Se sabe de algunos usuarios que han vendido su coche por falta de uso, una vez que disponen del coche eléctrico compartido. Pero no son los bastantes para identificar una tendencia social. En realidad esa es la gran pregunta: Car2Go y similares, ¿son un añadido más o menos anecdótico al sucio, denso y caótico tráfico de nuestras ciudades, o una gran solución que contribuirá a crear un tráfico urbano limpio, ligero y sencillo?
Según un estudio del TSRC de Berkeley, California (el lugar donde el futuro es visible) cada coche eléctrico compartido saca de las calles a 11 coches convencionales. Es el resultado de sumar el pequeño porcentaje de personas que confiesan que han vendido su coche con el algo mayor que dice que no se han comprado un coche, en ambos casos por influencia de Car2Go.
En el caso de Madrid, Car2Go habría “eliminado” unos 5.500 coches, menos del 1% del millón largo de coches que apestan diariamente la atmósfera de la ciudad. Mucho más importante es la contribución potencial de Car2Go a la sustitución de viajes en coches en propiedad. Es probable que bastara una flota bastante reducida, del orden de 10.000 vehículos, para sustituir una gran parte de los dos o tres millones de viajes en coche privado que hay en la actualidad (en el caso de Madrid). El milagro sería posible gracias a la tecnología de localización que facilitan los smartphones, aunque se crearían problemas en las horas puntas tal vez más difíciles de lo que podríamos pensar.
Una cuestión interesante es, si se crea un círculo virtuoso de crecimiento del coche eléctrico compartido que termine por dominar los trayectos urbanos en coche, qué pasará con los coches privados: ¿criarán malvas en plazas de garaje o aparcamiento (que cuestan dinero) o desaparecerán simplemente? No parece razonable gastar dinero todos los días en un Car2Go y además mantener un coche, que cuesta dinero aunque esté inactivo.
Nissan acaba de lanzar una promoción que podría aclarar la cuestión: ofrece en el paquete de venta del modelo eléctrico Leaf un par de semanas de coche de gasolina gratuito para hacer el viaje anual de vacaciones a la playa con toda la impedimenta familiar, único uso que justifica la compra de un coche grande de gran autonomía. Este modelo podría funcionar, pero nuevamente tropezaríamos con una gran concentración de la demanda de “vehículos vacacionales” en unas pocas fechas señaladas de julio y agosto.
Indudablemente nos esperan sopresas, pero parece que sí se puede decir que un sistema tipo Car2Go no es únicamente una anécdota. Digamos que el tiempo juega a su favor. El sostenido crecimiento del sistema Car2Go desde 2009 es una evidencia de peso. Pero hay muchas más razones: la creciente actitud hostil de las grandes ciudades al coche de combustión y a los atascos, el refinamiento de las tecnologías de geolocalización y compartición vía teléfono móvil, nuevas generaciones que (parece ser) ven más lógico “usar” que “poseer”, etc. Es muy probable que, como en el caso del uso combinado de Car2Go + bicicleta plegable, el coche eléctrico compartido sirva como palanca para propiciar una situación de movilidad mucho más fluida que la actual, en que la única opción es entre nuestro cochecito y un (muchas veces atestado) vagón de metro.