El futuro verde de Europa: prioridades tras los resultados de las elecciones parlamentarias

31/07/2024

Tiempo de lectura: 6 minutos

Tras las elecciones del pasado mes, el Consejo Europeo ha publicado la nueva Agenda Estratégica para el periodo 2024-2029, la cual ha sido adoptada el 27 de junio. Entre las elecciones y la adopción de esta agenda, ha sido un momento tanto de inquietud como de esperanza. Existía la preocupación entre varias entidades europeas de defensa del medio ambiente de que en esta agenda no se contemplara la importancia de una transición ecológica justa y más fuerte para la UE.

Los últimos años han sido tiempos de progreso para las políticas medioambientales, en especial gracias al Pacto Verde Europeo. Sin embargo, la ola negacionista, que se ha estado viendo en Europa a través de la subida de la extrema derecha, presenta una fuerte amenaza para esta transición. Años de progreso estarían en riesgo de revertirse al apostar por estos partidos y por sus medidas que apuestan únicamente por el crecimiento económico y la competitividad, que llevaría simplemente a mayores tasas de producción y consumo; las cuales se basan en dinámicas unilaterales de explotación y extracción laboral y natural. Por ende, se han llevado a cabo distintas campañas de sensibilización para que se tenga en cuenta nuestro planeta en esta nueva agenda. Entre ellas, la mayor ha sido el Pacto Europeo por el Futuro que hemos firmado desde la Fundación Vida Sostenible. Una carta abierta donde la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB) y miles de organizaciones e individuos pedimos un enfoque integral para este mandato: un pacto social y verde para una economía de planeta único. Y, a finales de junio, tras casi tres semanas de incertidumbre desde las elecciones europeas, se aprobó lo que será el plan estratégico hasta 2029.

Agenda Estratégica 2024-2029

El Consejo Europeo desglosa la agenda en tres pilares: (1) la democracia y la libertad, (2) la seguridad y la fuerza, y (3) la competitividad y la prosperidad de Europa. Estas prioridades generales eran de esperar, ya que llevan siendo la base de la agenda desde sus comienzos. Sin embargo, a lo largo de los meses, diferentes consideraciones medioambientales han sido incorporadas, lo cual se podría considerar como una victoria –a pesar de carecer la ambición o urgencia que requieren las amenazas ecológicas a las que nos enfrentamos.

Uno de los puntos clave de esta “victoria” es que la agenda reconoce la triple crisis –(1) el cambio climático, (2) la pérdida de biodiversidad y (3) la contaminación ambiental– así como las oportunidades y riesgos que puede presentar el desarrollo de nuevas tecnologías. Esto es algo que no estaba delineado en la agenda de 2019-2024. Con ello, se da importancia a la protección de la naturaleza y a la restauración de los ecosistemas degradados (incluyendo a los océanos), algo que sí se ha visto en la reciente Ley de Restauración de la Naturaleza. El Consejo también incluye que se dará prioridad al fortalecimiento de la resiliencia del agua en la UE. Además, se promoverá un sector agrícola competitivo, sostenible y resiliente para garantizar la seguridad alimentaria a través del apoyo a las comunidades rurales y la consideración de los agricultores dentro de la cadena de suministro alimentaria.

En general, teniendo en cuenta las metas climáticas establecidas, se promete aprovechar el potencial de la transición verde y digital para llevar a cabo una transición justa e inclusiva. Esto es, hacia un futuro con mejores medidas sociales y menor desigualdad, donde los países de la UE defienden la igualdad de oportunidades y se fomenta una mayor participación en el mercado laboral, especialmente el de la juventud. Con ello se hace hincapié en la necesidad de implementar y hacer cumplir las políticas acordadas entre los Estados Miembros con el fin de promover un desarrollo armonioso de la Unión.

Pero no es oro todo lo que reluce…

Aún queda mucho por mejorar, y hay aspectos de la agenda que incluso podrían llegar a inhibir algunos de los puntos positivos mencionados anteriormente. Hay un gran enfoque en la competitividad y la defensa, que aborda fuertemente el tema de las migraciones extra-UE. Además, en lo que respecta a la neutralidad climática, se menciona muy poco y se diluye al agregar el adjetivo ‘pragmático’, lo que parece ser una excusa más para priorizar aquellas medidas “medioambientales” cuyo objetivo principal directo o indirecto sea el crecimiento económico e industrial, en detrimento del verdadero propósito que es restaurar y preservar el medio ambiente.

Otros dos puntos que se destacan en la agenda son los siguientes: por un lado, se echa en falta la referencia a un compromiso internacional como fue el acuerdo de París en la agenda 2019-2024; por otro, se destaca claramente la intención de reducir de manera ambiciosa la carga burocrática y regulatoria en todos los niveles –lo cual implica un gran riesgo de desregulación, que sería probablemente la mayor amenaza en este caso, según EEB.

Podemos mantener la esperanza

No obstante, lo mencionado previamente no es motivo para perder todo nuestro optimismo. Una noticia importante para sostener esta esperanza ha sido la reelección de Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea gracias al apoyo de los Verdes, entre otros. En su discurso previo a la votación ante el Parlamento Europeo, von der Leyen abordó una variedad de temas utilizando un amplio arsenal de palabras clave que encajaron con las expectativas de una mayoría de eurodiputados. Entre estas palabras, algunas algo preocupantes, como la competitividad, la inversión en defensa, la protección de fronteras de la UE y la desregulación. Además se mencionó la creación de varios fondos para el negocio y pocos para la naturaleza. Sin embargo, también hubo ideas alentadoras como la propuesta de un plan climático ambicioso y el nombramiento de un comisionado para la equidad intergeneracional. Von der Leyen obtuvo 401 de los 707 votos, con el apoyo de la izquierda, el centro y su Partido Popular Europeo (PPE), y un respaldo notable de los Verdes (con excepciones en cada uno, incluso con algunos votos de los Reformistas y Conservadores Europeos).

La entrada de los Verdes en la unión de fuerzas entre los partidos de centro e izquierda (“el extremo centro”) contra la extrema derecha podría impulsar más medidas medioambientales y sociales. Sus ideas para el nuevo mandato incluyen un acuerdo ecológico y social, mejoras en las condiciones laborales, reducción de pobreza y la protección de la democracia y de los derechos fundamentales. Sobre todo, esperamos que se consideren las políticas del Pacto Europeo por el Futuro en el Plan Estratégico que está por venir.

Diogo de Melo 
Fundación Vida Sostenible

Imagen: Artem Podrez en Pexels

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