El océano… ¿un contenedor de plásticos?
12/11/2015
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El Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas ha estimado que cada año se vierten al mar 6,4 millones de toneladas de basura. El 70% de la basura se encuentra en los fondos marinos, el 15% está en suspensión y sólo se percibe otro 15% en las costas, nuestros mares son un caldo de inmundicia. A más de 2.000 metros de profundidad, junto a los calamares gigantes se encuentran también botes con restos de pintura, filtros de máquinas y trapos de limpieza, entre otras cosas, convirtiendo al mar en el gran vertedero invisible, afirma Francesc Sardá del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC) de Barcelona.
Para tener una idea del legado que dejamos a las generaciones futuras, al arrojar una botella de plástico al mar, ésta puede resistir hasta cuatro siglos y medio sin degradarse. El plástico biodegradable no es la mejor de las alternativas, debido a que al disgregarse en fragmentos más pequeños por la acción mecánica, no logra incorporarse al entorno por completo.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicó recientemente un informe en el que se alerta por primera vez sobre el «problema global creciente de la basura marina». Los plásticos, sobre todo las bolsas y las botellas, son el principal residuo encontrado en los océanos de todo el mundo (más del 80% del total). Preocupa porque es un problema duradero y acumulativo: se estima que el plástico tarda cientos de años en degradarse.
Alrededor de 8 millones de toneladas de plástico, de las que un 63% (5 millones) son residuos sólidos que han sido arrojados por la borda de algún buque, entra en el océano cada año. Parte se acumula en 5 áreas donde las corrientes convergen, llamadas los giros. Por lo menos 5,25 billones de piezas de plástico se encuentran actualmente en los océanos (Eriksen et al., 2014), un tercio de los cuales se concentra en el infame Gran Parche de Basura del Pacífico.
El impacto más visual de esta suciedad marina son las gigantescas islas de plástico que flotan en varios océanos, como el llamado séptimo continente, un impresionante vertedero marino en el Pacífico al que se supone una superficie de entre tres y siete veces España.
Al menos un millón de aves marinas, y cien mil mamíferos marinos, como delfines, ballenas y focas, mueren cada año debido a los restos de plásticos con los que se topan en la oscuridad del océano. La supervivencia de al menos 100 especies incluida la foca monje de Hawai y la tortuga boba podría verse en peligro por los desechos de plástico. La contaminación de plástico es, además, un portador de las especies invasoras, amenazando ecosistemas nativos. Muchas especies se han tenido que desplazar desde sus hábitats hasta regiones donde no son nativas. Esta invasión puede ser devastadora para el ecosistema implicado, como por ejemplo el caso de una especie de ctenóforo en el Mar Negro, que provocó una enorme explosión demográfica y un impacto negativo sobre las pesquerías de peces de aletas de la región (GESAMP, Grupo de Expertos en Aspectos Científicos de la protección Ambiental Marina, 1997). La introducción de estas grandes cantidades de desechos al mar ha incrementado las oportunidades para que los organismos marinos se dispersen, ya que los utilizan como balsas e incluso los colonizan.
El plástico contiene productos químicos tóxicos (incluidos los PCB y DDT). Estos productos químicos tóxicos entran en la cadena alimentaria de los peces y al ser compuestos orgánicos persistentes se bio-acumulan, lo que hace que aumente su concentración en un millón de veces y afecte a la salud humana ya que los ingerimos. Efectos sobre la salud vinculados a estos productos químicos son: cáncer, malformaciones y deterioro de la capacidad reproductiva (Más información en Takada, oceanhealthindex.org).
El Anuario 2014 del PNUMA y el informe sobre “Valoración de los Plásticos” advierten de que la contaminación por plásticos amenaza a la vida marina, turismo, pesca y negocios, y que los plásticos provocan un daño financiero de 13 mil millones de dólares a los ecosistemas marinos al año. También aumenta la preocupación por los microplásticos.
La costa oeste de Estados Unidos gasta aproximadamente 500 millones de dólares cada año para limpiar sus playas. Los costos de remoción de escombros de las playas es en promedio de 1.500 dólares hasta 25.000 dólares por tonelada (APEC 2009).
El problema de la contaminación del plástico en los océanos es una de las mayores alarmas medioambientales en la tierra, como consecuencia del desmesurado consumo humano de los últimos 20 años. Esta contaminación ha puesto en peligro la supervivencia de muchas aves y mamíferos marinos, que no son capaces de distinguir el plástico de sus alimentos, lo que ocasiona en muchos casos la muerte.
Una solución
El lanzamiento del revolucionario proyecto “The Ocean CleanUp”, que fue desarrollado por un joven ecologista holandés de 20 años, Boyan Slat, y con el que se pretende retirar toda la basura del océano, está previsto para el año 2016 y comenzará a funcionar en las aguas de Japón, cerca de las costas de la isla japonesa de Tsushima, una de las zonas más contaminadas del mundo. Además la isla Tsushima está evaluando si el plástico se puede utilizar como fuente de energía alternativa.
El proyecto constará de una plataforma anclada al fondo marino y que gracias a unos dispositivos (brazos) abiertos en ángulo de unos 2.000 metros de longitud, aprovecha las corrientes y los vientos que desplazan la basura para conducirla directamente hacia la plataforma que recoge los residuos con la ayuda de barreras flotantes. Las mismas captan y concentran los desechos del océano (separando el plástico del plancton) y no afectan de ninguna manera a la vida marítima. Se prevé que durante cinco años tendrá lugar una serie de lanzamientos de prueba antes de que entre en funcionamiento un sistema de 100 kilómetros de longitud que será capaz de limpiar la mitad del océano Pacífico de la numerosa basura plástica que contiene, asegura Slat.
Este proyecto es económicamente viable ya que el plástico que se obtuviese sería vendido, obteniendo beneficios suficientes para financiar todo el proyecto. La plataforma ha sido diseñada con una naturaleza auto-suficiente recibiendo su energía de fuentes limpias como el sol o la fuerza de las corrientes marinas, así se evita emisiones contaminantes. Dentro de cinco años The Ocean Cleanup planea desarrollar un sistema de 100 kilómetros de largo para limpiar alrededor de la mitad del Gran Parche de Basura del Pacífico, entre Hawái y California.
Más información:
Informe original “El mar: un actual contenedor de plásticos” publicado en agosto del 2010 en www.vidasostenible.com
Refundido por Patricia Pinel.
La forma más efectiva de atajar este problema es evitar que los plásticos se viertan en el océano. Los plásticos de un sólo uso, como cubiertos, botellas, pajitas, bastoncillos de algodón o los filtros de los cigarros, son responsables del 50% de la contaminación marina.
La mejor solución para no tirar plástico es llevar a cabo el Movimiento Cero residuos o Zero waste.
Con cabeza e interés no se produce de ningún tipo. Además de limpiar playas, pantanos, etc…
Es una pena como productos como el polipropileno esten contaminando nuestros mares
El tema es la gestión que hacemos de estos productos desde nuestro hogar: clasificándolo y colocándolo en el contenedor correcto.
Hola me gustaria saber que tratamientos se hacen con el polipropileno