Los colegios expulsan a los coches

17/09/2024

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Una auténtica revolución está en marcha en el espacio urbano, y la chispa detonante no son los vehículos compartidos, ni los carriles bicis, ni la ciudad de los quince minutos. Se trata de los colegios, en concreto las instalaciones donde niños y niñas de entre 6 y 12 años reciben Educación Primaria. Solo en España, hay más de 10.000 establecimientos de este tipo, y casi todos están enclavados en espacios urbanos. Trazando un radio de 250 metros a partir de cada colegio, tenemos un área de 0,2 kilómetros cuadrados donde actuar, nada menos que 2.000 km2 en total, el tamaño de la provincia de Guipúzcoa.

Los colegios se distribuyen en relación con la población circundante, con un ratio aproximado de uno por cada 4.000 habitantes, por lo que están distribuidos muy uniformemente, o al menos eso es lo recomendable. Cada barrio tiene al menos uno, “el colegio del barrio”. Durante mucho tiempo, los escolares cogían la cartera (elemento predecesor de la mochila), salían de casa desayunados y se iban caminando al colegio, que solía estar a una distancia de entre 500 metros y un kilómetro, de cinco a quince minutos a pie. Era costumbre que regresaran por el mismo camino para comer a su casa y por la tarde hacían otra vez el viaje de ida y vuelta al establecimiento educativo. En total, un escolar se hacía fácilmente cuatro kilómetros diarios solo en sus viajes casa-colegio-casa.

Dos fenómenos cambiaron este estado de cosas: el coche y el crecimiento del mercado de ofertas educativas. Ir al colegio se transformó en ir a según qué colegio, que podía estar mucho más lejos que el centro escolar del barrio, y la motorización de los padres, que comenzaron a usar el coche para ir al trabajo, provocó que llevar a los niños al colegio sobre ruedas fuera un paso lógico. Actualmente tal vez un tercio de los escolares son transportados al centro educativo en el coche familiar. Una cantidad mínima usa las rutas escolares, otra proporción no muy elevada el transporte público y tal vez la mitad va caminando.

El tercio de ciudadanos y ciudadanas que utilizan el coche provoca unos atascos importantes en las inmediaciones de los centros escolares. Aparcan en doble y triple fila frente a la puerta mientras dejan y recogen a sus retoños. Con tanto coche y tanto niño suelto por la calzada, es una operación que puede ser peligrosa.

Se ha planteado una solución a este embotellamiento escolar, que se llama Kiss & Go. No es el nombre de una discoteca, sino una seria iniciativa municipal que hasta tiene su propia señalización normativa. Consiste en que los padres o tutores del alumnado lo dejen a una distancia razonable del colegio, unos cientos de metros, en una zona más despejada, y que se desprendan de los niños a la mayor velocidad posible. La señal del Ayuntamiento de León en una de estas zonas explica el concepto con claridad:

ATENCIÓN
BESO Y ADIÓS
ZONA ESCOLAR

Unos monitores municipales o del colegio se encargan de recoger a los escolares y llevarlos caminando al colegio.

Kiss & Go es la punta del iceberg. Hay cada vez más iniciativas para alejar el coche de las inmediaciones de los centros escolares, peatonalizando las calles aledañas. También hay otras iniciativas para que los niños y niñas vayan al colegio andando (Caminos Escolares a pie o en bici por ejemplo). O el concepto de Calle Escolar, con la velocidad limitada a 20 km/h. Revuelta Escolar va más allá y reivindica una ciudad más amable y segura para los niños, en el entorno de los colegios y a partir de ellos, donde lo normal sea ir caminando al centro escolar recorriendo calles sin tanto tráfico.

Desde las ciudades más grandes a las poblaciones más pequeñas, hay cientos de iniciativas de este tipo, la idea de que los colegios sean como los núcleos o semillas de un espacio urbano liberado del coche se extiende por todo el país. Esto puede ser importante. La contaminación que sale de los tubos de escape afecta de manera especialmente negativa a los niños, que también son muy vulnerables a los atropellos. Eliminar tres o cuatro plazas de aparcamiento o peatonalizar un tramo de calle suele levantar indignadas protestas del vecindario, pero la cosa cambia si se trata de la seguridad y salud de los escolares.

Jesús Alonso Millán

Imagen: Ayuntamiento de León

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