Ocho razones por las que 2018 será el año de la sostenibilidad
18/01/2018
Tiempo de lectura: 9 minutos
El año de la economía circular
Biorresiduos aparte.– La idea es sencilla: en lugar de hacer como de costumbre, separando envases ligeros, vidrio y papel y cartón y reuniendo los residuos orgánicos en el llamado cubo de “restos”, cuyo contenido se composta mal y se recicla peor, separar los biorresiduos para obtener una materia prima de calidad, por ejemplo compost que alimente la red local de huertos urbanos. La FEMP está poniendo en marcha iniciativas de este tipo por toda España.
Pagar menos por reciclar más.– La tecnología digital puede resolver uno de los viejos problemas de la gestión municipal de residuos: ¿cómo premiar a los vecinos cumplidores y penalizar a los que producen demasiada basura y además no la separan? Actualmente la tasa de basuras se paga en relación con el tamaño de la vivienda. Un proyecto de la Diputación de Valencia es uno entre varios que intentan resolver este problema.
Primera ley de economía circular.– Va a ser en Castilla–La Mancha, donde el incendio del vertedero de neumáticos de Seseña dio que pensar a muchos sobre lo insostenible de nuestro modelo actual de usar y tirar. La reintroducción en los ciclos productivos de los actualmente considerados residuos es uno de sus puntos fuertes, pero la ley, inspirada en la estrategia de la UE sobre economía circular, promete ir más allá.
El año de la cultura sostenible del agua
Enfrentando la sequía.– La sequía que nos amenaza es una vez más el detonante de una serie de iniciativas para tratar mejor el recurso más valioso de que disponemos, el agua. Gracias a una ardua labor, esta sequía nos pilla mejor preparados que la anterior de 1995, principalmente gracias a medidas de eficiencia en la agricultura pero también en el consumo industrial y doméstico. Pero queda mucho camino por recorrer para potenciar plenamente la cultura sostenible del agua basada en el consumo prudente, el reciclaje y la conservación en buen estado de las masas de agua. El MAPAMA ha lanzado una gran campaña en esta línea.
El año de los coches de cero emisiones
Estímulos al coche eléctrico.– Tras años esperando el despegue definitivo del coche eléctrico, el panorama general da señales contradictorias. Los fondos del Plan Movalt (plan de apoyo a la movilidad alternativa), 20 millones de euros, se han agotado en pocas horas y han sido dedicados principalmente a la compra de eléctricos. Todo indica que si el plan estuviera dotado como lo estuvieron los antiguos PIVE (más de 1000 millones de euros en total) el impulso al coche eléctrico sería formidable.
Noruega, China y la UE.– El panorama mundial muestra algunos países muy avanzados como Noruega (a punto de vender más eléctricos que convencionales) y China (que prohíbe la fabricación de una lista de modelos de coches por excesivamente contaminantes y apuesta fuertemente por liderar el mercado del coche eléctrico). Estados Unidos, en parte por el impulso de Tesla, también parece un buen mercado para la movilidad eléctrica. En contraste, la política de la UE en este sentido sigue siendo demasiado cautelosa, en buena parte porque la industria alemana del diésel sigue sin reconocer que está en un callejón sin salida tecnológico.
El año de las ciudades con aire limpio
Las ciudades se plantan.– Entre fuertes resistencias, el movimiento de grandes ciudades que quieren limpiar de verdad el aire que respiran sus ciudadanos sigue creciendo. París, Londres, Berlín, Madrid y Barcelona se unen a algunas pioneras, como Amsterdam y Copenhague. Las actuaciones implican desde dificultar el uso del espacio urbano por el coche de combustión interna (mediante peajes, prohibiciones, zonas solo para residentes, etc.) a potenciar el empleo de otras modalidades de transporte limpio, singularmente redes municipales de vehículos eléctricos.
Redes de coches eléctricos compartidos.– Los coches eléctricos compartidos en Madrid ya suman unos 1.500 vehículos, pertenecientes a tres empresas, la última Zity, de Renault. Hace tres años no había ninguno. La empresa que comenzó, Car2Go, planea ser rentable este año 2018. La proliferación de empresas de carsharing parece ser que reducirá los precios y en todo caso aumentará la oferta y la comodidad del sistema.
El nuevo transporte público.– El transporte público más convencional también está encarando cambios sustanciales. El metro revalida su papel imbatible de conector urbano, y el transporte de superficie está probando nuevos modelos de vehículos eléctricos, algunos parecidos a los antiguos trolebuses, que funcione sobre la base de frecuencias rápidas y gran comodidad para el pasajero. Vitoria-Gasteiz está apostando fuerte por un autobús eléctrico e inteligente.
De la furgoneta al dron.– El sistema de distribución de mercancías es uno de los quebraderos de cabeza actuales de la movilidad urbana, con el diario colapso de furgonetas en puntos claves. En este sector la revolución puede venir de muchos lados: desde la “ciclo-distribución” a los drones, pasando por vehículos autónomos capaces de planificar y realizar ellos solos su ruta.
Los drones serán muy útiles en zonas rurales poco dotadas de comunicaciones. Pero, en fin, se llenarán las ciudades de trastos volantes lanzando cosas. Vamos a tener que desarrollar un par de ojos más.
El año del veg(etari)anismo
Los jóvenes no quieren chuletones.– Todos los indicadores estadísticos, encuestas de opinión y barómetros sociales coinciden en que la carne es cada vez menos popular como alimento. Parece que la tendencia se está consolidando con mucha fuerza en el sector de población de jóvenes profesionales y estudiantes, los llamados millennials.
Tiene un sector más radical de veganos y un ala más acomodaticia de flexitarianos (comedores ocasionales de carne), pero el resultado conduce a una disminución del consumo de carne y sus derivados y por ende del fuerte impacto ambiental que acarrea. Eso sí, esta tendencia va acompañada de un revival de la cocina. Para los vegetarianos, saber cocinar y aderezar tu comida es cada vez más necesario, a no ser que quieran estar todo el día tomando complementos.
Comida dual.– En estrecha relación con lo señalado arriba, la comida de calidad empieza a ser considerada con seriedad, asociada (aunque no exclusivamente) con los alimentos procedentes de la agricultura ecológica. Proliferan las tiendas de comida “orgánica” y en general saludable y sostenible. El problema es que parece que se está creando una brecha entre un sector amplio orientado a la comida saludable y sostenible y otro más amplio todavía cuya única fuente de abastecimiento son las ofertas de comida procesada de las grandes marcas de distribución.
El año del fin del greenwashing
Información no-financiera.– Este año 2018 entra en vigor la ley que obliga a las grandes empresas (de más de 500 empleados) a publicar informes de rendimiento no-financiero. La ley establece que, junto con la información financiera, las empresas deben aportar una información veraz sobre sus políticas ambientales, sociales y laborales. Hasta hoy, casi todas las grandes firmas publicaban informes de sosteniblidad que incluían estos extremos, pero de manera voluntaria y sin un esquema claro y riguroso como el que establece esta nueva norma.
Los ODS como estímulo.– El impacto sobre las políticas de greenwashing o lavado de cara verde puede ser muy importante, al tener los críticos un material oficial para contrastar las informaciones publicitarias de las empresas. Otro factor muy importante es la popularización de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) como elementos de la misión y visión de las empresas. Con los ODS como grandes objetivos por un lado y el énfasis en la actuación no financiera de las empresas por otro, las consecuencias para la sostenibilidad pueden ser muy positivas.
El año del fin del plástico desechable
China no quiere más residuos.– Aunque lo anunció el pasado verano, se ha hecho oficial recientemente: el Gobierno chino no admitirá ya varias categorías de residuos, entre las que destacan los plásticos desechables, que entraban en el país por millones de toneladas para ser sometidos a tratamiento. La medida va a tener importantes consecuencias para la economía de muchos países, incluyendo a los de la UE y a España entre ellos, que hasta ahora encontraban una manera cómoda de olvidarse de sus residuos plásticos enviándolos al gran país asiático. Las consecuencias para la economía circular pueden ser importantes.
La UE penaliza el plástico.– En estrecha relación con el caso anterior, la UE sigue buscando fórmulas para gravar y penalizar de alguna forma la producción de plásticos desechables. El uso de bolsas de plástico se ha reducido al parecer a la mitad en pocos años, gracias sobre todo a que las tiendas cobran unos pocos céntimos por cada bolsa que despachan.
Bolsas de pago en Italia.– En Italia se ha levantado cierto revuelo al cobrar las tiendas también por las bolsas de plástico biodegradable que se usan para pesar las fruta y la verdura y llevarlas a las cajas. Algunos ciudadanos han empezado a colocar las etiquetas del precio directamente sobre los plátanos o los pepinos. Puede que sea el comienzo del retorno de la venta a granel sin envases de ninguna clase y capacho para la compra.
Ilustraciones: Sohnia Gill.