RAMSAR y CNULD o por qué nos gusta la humedad

13/03/2025

Tiempo de lectura: 6 minutos

Categorías: Incidencia política-Etiquetas: -

No, no estamos hablando de los nombres de las personas protagonistas de una serie checa. Se trata de las siglas de dos tratados internacionales de los que España es firmante.

RAMSAR es la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas cuya misión es «la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales y nacionales y gracias a la cooperación internacional, como contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo».

Dado el amplio abanico que incluye la definición de humedales (desde lagos y ríos hasta estanques artificiales) la protección de los mismos ayuda a mantener grandes beneficios y servicios como son el suministro de agua potable o alimentos, control de crecidas, sostenimiento de la biodiversidad o mitigación ante el cambio climático. Vamos, que proteger humedales significa proteger el agua que, al final, es proteger la vida.

Por el otro lado, tenemos la impronunciable CNULD, la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación. Seguro que en nuestro imaginario, al pensar en desertificación, nos viene a la cabeza un paisaje desolador con ninguna o poca vegetación. Un espacio que genera tristeza. Y es normal, porque como dicen en su web “cuando la tierra se degrada o sufre sequías, pierde su capacidad de sustentar la vida, lo que genera una serie de consecuencias, desde la pérdida de cosechas hasta la migración y los conflictos”.

 

En España

Para España, el cumplimiento de estos dos tratados es de alta relevancia. Por su posición geográfica y su climatología, España no está, precisamente, sobrada de humedad. Además de estar expuesta en mayor medida que otras regiones a la desertificación.

A esta casuística se añaden dos elementos de presión sobre estos valiosos espacios: la explotación de los recursos hídricos y la contaminación de las aguas. Según el Plan Estratégico de Humedales a 2030 del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en los últimos 40 años han desaparecido el 60% de los humedales. Como principales responsables encontramos a la agricultura, el desarrollo urbanístico, la industria y las infraestructuras.

Otro informe de SEO BirdLife, Humedales ante un futuro incierto, asegura que el 76% de las zonas húmedas, incluidas en la Red Natura 2000, se encuentran en un estado malo o inadecuado de conservación.

En cuanto a la desertificación, según las Naciones Unidas es la pérdida de productividad biológica, económica y de biodiversidad de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas-secas como consecuencia de las variaciones climáticas y actividades humanas. El cambio climático y la explotación de los recursos hídricos hacen que la Península Ibérica sea más vulnerable que el norte de Europa. Esto se debe, principalmente, a la agricultura insostenible y a la modificación o eliminación de humedales destinadas a actividades industriales o de construcción. En el Atlas Mundial de Desertificación se puede ver que este problema es global.

 

El vergonzoso caso de Doñana

No podríamos escribir sobre los humedales sin hacer una mención especial al Parque Nacional de Doñana.

Esta obra de arte de la naturaleza es Patrimonio de la Humanidad por, en palabras de la UNESCO, “…contener fenómenos naturales superlativos o áreas de excepcional belleza natural, ser ejemplo destacado de importantes procesos ecológicos y biológicos en la evolución y el desarrollo de ecosistemas además de comunidades de plantas y animales y por contener hábitats naturales significativos para la conservación de la diversidad biológica, incluyendo especies amenazadas de valor universal”, ha sido el primer entorno excluido, en 2023, de la lista verde de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Ha pasado de ser una joya mundialmente conocida por sus humedales llenos de aves a ser expulsada como ejemplo de mala gestión del entorno natural.
Según la UICN, la gestión por parte de la Junta de Andalucía ha sido mala. Así lo confirma WWF en una investigación en la que estiman que 4.745 hectáreas de cultivo están regadas con agua extraída ilegalmente. En abril de 2023, un investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas avisaba: “España está condenada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por incumplir sus obligaciones derivadas de la Directiva Marco del Agua y de la Directiva Hábitat”. Es decir, España ignoraba la extracción ilegal de agua ni impuso medidas para evitarla. Es más, desde la Junta de Andalucía se propuso legalizar cultivos agrícolas en detrimento del humedal.

Y como con Doñana, ocurre esto en otros lugares como las Tablas de Daimiel o el mar Menor. La protección de estas zonas no es baladí. No solo está en juego la naturaleza, también están en juego los modos de vida. La destrucción de estos acarreará más desplazamientos forzados de personas y más desertización.

 

¿Cómo proteger nuestros humedales?

Dado que proteger los humedales implica luchar contra la desertificación, mejorar la salud de los actuales humedales y recuperar los perdidos, implica también luchar contra la desertificación.

En ese sentido, el Convenio RAMSAR, obliga a designar al menos un Humedal de Importancia Internacional, un humedal que deba protegerse. España es el quinto país con más humedales designados en la lista RAMSAR (76 humedales) por detrás de Reino Unido, México, India y China. Pero no sirve de nada estar tan alto en el ranking si luego se descuidan estos espacios (como hemos visto antes con el informe de SEO BirdLife).

Por lo tanto, lo primero que habría que hacer es proteger realmente estos espacios con demandas ya históricas como las siguientes:

• Penalizar duramente las extracciones de agua ilegales por parte de grandes consumidores como la agricultura, industria, urbanizaciones de lujo o turismo, campos de golf, etc.
• Proteger los recursos hídricos y no autorizar ningún uso nuevo que vaya a afectar negativamente los humedales.
• Transitar, rápidamente, a técnicas agroecológicas que gracias a su biodiversidad aportan más humedad al suelo o que usan cultivos que no esquilman las reservas acuíferas.
• Realizar mantenimiento de las zonas protegidas.
• Planificar y ejecutar acciones para la recuperación de espacios perdidos.

Para ti que estás leyendo esto, seguramente, estas medidas se escapan de tu ámbito de acción No puedes ni regular ni imponer leyes ni, seguramente, tengas la responsabilidad sobre una actividad humana que está despilfarrando agua y dañando los acuíferos y humedales españoles. Pero sí que votas y sí consumes. Elige a partidos políticos que no ignoren o agraven esta problemática; y consume con conciencia evitando empresas que destruyen estos ecosistemas. Y, si con un resoplido de suficiencia, alguien te dice que tu acción es un granito de arena y que no vas a conseguir nada, dale la vuelta. Dile que muchos granitos de arena hacen una playa como la suya –una playa de sequía, desertificación y desplazamientos forzados por culpa de la degradación de su entorno. Y diles que tú no quieres formar parte de esa playa y consume sin que menosprecien el valor de tus acciones.

Darío Montes Santamaría

Fotografía: Dirk Pothen en Pexel

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