¿Cuánta energía utilizamos para desplazarnos?
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CANTIDAD DE ENERGÍA
El consumo de energía para el transporte de un ciudadano puede variar en un factor de 10 o más, y el factor preponderante es si usa o no habitualmente el automóvil privado. El consumo de combustible por parte de los vehículos privados equivale a más de 278 TWh (teravatios-hora), cerca de la sexta parte del consumo total de energía en España. Esto equivale a una media de unos 14.865 kWh al año por hogar.
Una persona que utilice el transporte público para ir a trabajar, por ejemplo, consumirá entre una quinta y una tercera parte de la energía que emplea el que usa el coche para el mismo fin y el mismo trayecto. Además, los conductores atrapados en un atasco consumen enormes cantidades de energía inútilmente.
Hay que tener en cuenta que el consumo de energía en kilos equivalentes de petróleo por viajero y kilómetro varía mucho según el medio de transporte: En un tren o un autobús varía entre 1,5 y 3,5 litros por cada 100 km, en un coche mediano con un conductor solitario y en ciudad, es de 9 litros cada 100 km, y puede llegar a más de 17 litros/100km en un avión en vuelos cortos. Un coche ocupado por varias personas además del conductor puede reducir el consumo hasta los niveles del transporte público. Por el contrario, un conductor solitario atrapado crónicamente en atascos puede llegar a consumir más de 15 litros por cada 100 km.
¿Qué clase de energía se emplea en el transporte?
Salvo el consumo de electricidad en metros y ferrocarriles, que puede provenir de fuentes energéticas no fósiles, más del 92% de la energía consumida en el transporte es combustible petrolífero: gasolinas, gasóleo, combustible de aviación, etc.
¿Cuánto cuesta el coche… y el transporte público?
Recientes estudios han demostrado que el uso del coche no se justifica en muchos casos bajo criterios de racionalidad económica. Muchas personas que lo utilizan intensivamente en las ciudades probablemente ahorrarían dinero empleando el transporte público o incluso el taxi.
Otros estudios reflejan que el automóvil es -después de la adquisición o alquiler de la vivienda- el mayor gasto de las economías familiares, por encima incluso de la compra de alimentos. El estudio tuvo en cuenta todos los gastos derivados de la compra de los vehículos -pues ya es frecuente cambiar de coche cada pocos años- del consumo de gasolina (casi 1.000 litros por hogar y año como media), de consumibles como lubricantes y anticongelantes, gastos de taller, peajes en autopistas, seguros, plaza de aparcamiento, etc. En realidad, el gasto total en el automóvil puede estar entre el 10 y el 20% del sueldo total de una persona.
El transporte público, por su parte, tampoco es barato -aunque sí lo es en muchos casos-, en medio urbano, en comparación con el uso del coche. La ventaja que ofrece es la gran cantidad de ofertas existentes, desde descuentos para viajeros frecuentes en forma de abonos mensuales, hasta precios reducidos especiales para jóvenes, ancianos e incluso familias numerosas. En apariencia, el transporte privado está gravado, mientras que el transporte público suele estar subvencionado, pero en la práctica el automóvil no paga ni mucho menos el coste ambiental que genera. Todas las propuestas de elevar el coste de uso del automóvil -por ejemplo, mediante impuestos ecológicos sobre la gasolina- se enfrenta con la oposición encarnizada de los millones de automovilistas. Pero parece lógico que, si queremos una sociedad sostenible, el uso del automóvil sea desincentivado… al menos en la misma medida que incentivado el uso del transporte público.
De compras sostenibles
En el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) podrás encontrar información sobre el consumo de carburante y las emisiones de CO2 de los turismos nuevos, para que los futuros compradores consideren la adquisición de los vehículos más eficientes energéticamente.