¿SDDR o contenedor amarillo?
26/02/2016
Tiempo de lectura: 4 minutos
Según los últimos datos publicados por Ecoembes, en 2014 se gestionaron 1,7 millones de toneladas de envases de los 24 millones de toneladas de residuos urbanos que se generaron. Y un 73,7% de lo gestionado se recicló, aproximadamente 1,2 millones de toneladas compuestas por envases de metal, de plástico y de papel y cartón. Pero, ¿qué pasa con el 26,3% restante?
Prevén que para 2020, el año estrella en el que se aspira a lograr todos los objetivos habidos y por haber de la UE, ese porcentaje aumentará hasta el 80%. El problema es que se podría hacer más.
Por esta razón, algunas voces críticas con la gestión actual, proponen implantar el Sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) como viene sucediendo en Alemania o Noruega desde hace más de 10 años.
El sistema es sencillo, se trata de una vuelta de rosca del clásico “devolver el casco” que estuvo tan de moda en la España pre-millenials. En los lugares donde está implantado, el mecanismo es el que sigue: compras una bebida, pagas un depósito de entre 10 y 30 céntimos, cuando el envase esté vacío lo depositas en la máquinas que se encuentran en los supermercados para tal fin y te devuelven tu depósito. No hay más.
Y, ¿cuáles serían las ventajas de este sistema? Aumentaría la diversidad de envases a gestionar, ya que no solo se limitaría a latas, bricks y envases de plástico (botellas de agua o envases de yogures, por ejemplo). Promovería la limpieza en las calles y el civismo, dado que has pagado directamente un depósito y quieres recuperarlo. Quizá con este sistema se acabaría con la basura resultante de los botellones y otras celebraciones en las calles. Además, los productores pagarían por la gestión de los envases que ponen en el mercado; ya que en la actualidad sólo pagan por los que van a para al contenedor amarillo y no por el resto. A pesar de que los comercios y grandes superficies deben comprar las máquinas (con un coste de 20-30 mil euros), son bonificadas según el volumen que gestionen.
Retorna, quien se define a sí misma como “iniciativa sin ánimo de lucro integrada por la industria del reciclado, ONG ambientales, sindicatos y asociaciones de consumidores”, apunta que los países escandinavos y Alemania han conseguido entre un 80% y un 98% de recuperación de envases. Cierto es que esta organización tiene una relación con algunos fabricantes de las máquinas empleadas para depositar los envases.
Aunque no todos los actores implicados están de acuerdo. Según un estudio de la Universidad de Alcalá, la Politécnica y la Fundación Envase y Sociedad (asociada con Ecoembes, entre otros), los costes, unos 915 millones de euros, solo supondrían un 2,4% más de reciclaje. Ecoembes, destaca abiertamente los inconvenientes de este sistema, como son el encarecimiento de la compra, la inexistencia de garantías de recuperar el dinero y el desplazamiento hasta los enclaves, generalmente supermercados, para depositar los envases. Señala también que supondría la mercantilización del reciclaje, dado que desincentiva el reciclaje del resto de materiales por los que no recibes compensación. Además se apoya en otro estudio de “Envase y Sociedad” que concluye que no beneficiaría al medio ambiente debido a la logística de transporte que supone.
Sea cual sea el sistema que se adopte, o una mezcla de varios, está claro que el sistema actual de “contenedor amarillo” debe mejorarse ya que algunos plásticos y metales no se pueden poner con la fracción amarilla porque no son envases ligeros, aunque sí reciclables como una pelota o una cuchara. La solución recae en que la recogida se haga por materiales y no por productos. Del mismo modo que la UE debería armonizar cuanto antes los sistemas de gestión de residuos de los Estados miembros y la transparencia en sus datos.
María Perona
Fuentes: