Soluciones alternativas para sociedades sostenibles
14/06/2017
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Después de meses de investigación, quisiera comentarle de mi trabajo sobre las soluciones alternativas, que pueden llevarnos a vivir de una manera mas cerca de la naturaleza y con más consciencia. Estas soluciones implican una inversión colectiva y nuevos modos de organización, para ser realmente eficientes.
He escogido unos ejemplos muy concretos que ocurren en España, para demostrar que es posible construir una sociedad nueva, y que las soluciones para ésta ya existen, solo hay que llevarlas a cabo.
La democracia participativa y colaborativa constituye una clave de las alternativas actuales. ¿Qué quiere decir democracia participativa y colaborativa? Quiere decir, que cada ciudadano tiene una responsabilidad que cumplir. Y que este ciudadano, tiene exactamente los mismos derechos que todos. Entre esos derechos, está el de participar en la vida política de su comunidad, de su ciudad, de su barrio. Y eso a través de reuniones colectivas donde todos pueden proponer ideas o discutir. La idea es que lo que emanan de esas reuniones acciones colectivas y concretas sean útiles para todos.
El proyecto “Experimenta distrito” promovido por Medialab-Prado y el Ayuntamiento de Madrid, es un ejemplo de lo que se puede hacer en este tema. El proyecto tiene como fin “habilitar un espacio para la participación ciudadana a través del desarrollo de ideas que contribuyan a mejorar la vida en común”. Los ciudadanos son libres de proponer ideas sobre temas muy variados: infancia, movilidad, calle, huertos… Luego algunas ideas son seleccionadas, y varios grupos de trabajo se reúnen durante dos meses para realizar a los proyectos. Si quieres saber más de los proyectos de este año que se realizaron en los distritos de Retiro, Fuencarral y Moratalaz, puedes consultar el sitio web.
Pues esto es un ejemplo de lo que se puede hacer al nivel de democracia participativa. Es cierto que la idea sería la de desarrollar estos tipos de acciones a otro nivel, en el sentido de que serían los ciudadanos los que crean esas iniciativas, y que las políticas públicas apoyen y acompañen a los proyectos. También, la idea sería que las iniciativas tocaran a otros temas como la protección del medio ambiente y la mejora de la calidad del aire, a través de una acción colectiva para reducir el tráfico, usar más la bici, o crear puntos de compostaje en los barrios (como se ha hecho en Hortaleza. Otro tema podría ser la economía social y local; el proyecto “MARES” financiado y apoyado por la Unión Europea y el Gobierno español, tiene este asunto.
Más allá, para sostener a esta dinámica, es indispensable considerar el trabajo y la inversión necesarios. El Gobierno tendría que considerar este trabajo y empezar a remunerarlo. Al mismo tiempo, será imperativo que los gobiernos sigan actuando para la igualdad de los géneros, con el fin de que tanto mujeres como hombres puedan tener verdaderamente los mismos derechos y recursos para actuar. Finalmente, invertir más en estos tipos de acciones, que pueden dar resultados concretos para la población. Esto tendría un muy buen impacto sobre la economía local y crearía empleos.
El asunto de la economía local y social, es muy importante en esta época de globalizacion. Repensar el sistema económico, favoreciendo la economía de proximidad, tiene muchas ventajas. Primero, tiene un impacto ambiental, en el sentido de que reduce el uso de los transportes, ya sea de personas o de productos. Segundo, tiene un impacto social, porque permite crear relaciones de proximidad y de confianza entre los diferentes actores. Tercero, tiene un impacto económico, porque crea empleos y dinamiza la economía local.
Hablando de proximidad y de democracia, se puede comentar de la increíble red de los huertos urbanos. Si los huertos han aparecido inicialmente de manera informal, casi ilegal, hoy son espacios de encuentro, donde se puede compartir y vivir juntos
En 2011, “La Red de Huertos Urbanos Comunitarios de Madrid» nació de estas iniciativas colectivas y ciudadanas. El papel social de los huertos incluye también la educación ambiental y la educación alimentaria. Estos temas constituyen algunas de las apuestas más importantes, actualmente. Esas apuestas están relacionadas directamente con la justicia social.
Tener conocimientos en soberanía alimentaria y poder aplicarlas, permite ser libre y independiente de un sistema internacional dirigido por las grandes multinacionales. Permite también, ser consciente de nuestra huella ecológica y actuar en consecuencia. La idea es poner en igualdad todos los actores y permitir a cada uno acceder al recurso vital que es la alimentación.
El mayor obstáculo para una “revolución sostenible” es que no existe un movimiento homogéneo y suficientemente organizado. Para remediar esto, todos tenemos que considerarnos como actores potenciales. No tenemos que esperar que los cambios emanen solamente de los gobiernos, sino también de la población, porque es ella que reúne la mayoría de los actores.
Las soluciones ya existen, y se tienen que democratizar. También, una continuación en los temas de investigación y de experimentación es primordial para seguir mejorando las propuestas. Si hoy día, estas alternativas pueden ser consideradas como “ideales” o “utópicas”, llegará un momento en que serán necesarias para la superviviencia humana. Porque nuestro sistema actual nos llevará únicamente al agotamiento de los recursos naturales y vitales de los que somos dependientes. Así que las alternativas que tengan en consideración el medio ambiente y la responsabilidad de todos pueden ser medios de remediar la crisis mundial, a la cual nos acercamos,
Teniendo cuenta esta apuesta mayor, es nuestro deber de todos: niños, jóvenes, adultos y personas mayores, de reflexionar sobre lo que queremos para nuestro futuro.
Nunca se tiene que olvidar, que todos nuestras acciones tienen repercusiones y consecuencias, y que más allá, todo lo que hacemos con determinación y corazón, puede influenciar y inspirar a nuestro entorno.
Texto y fotografía: Irene Albarel
Estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad de Grenoble
Realizó una estancia de prácticas en la Fundación Vida Sostenible, Madrid