¿Una Iberia desértica?
22/10/2018
Tiempo de lectura: 4 minutos
Fotografía: Eduardo Gutiérrez en Unplash
¿Cómo sería andar por Doñana sin bosques o zonas húmedas, vadeando las Lagunas de Ruidera sin agua o sufrir inundaciones constantes en el norte peninsular? Sería algo como ver convertido nuestro territorio en un páramo yermo en dónde lo único que nos salvaría sería vivir en el norte, y ni siquiera allí lo pasaríamos mucho mejor.
Se ha hablado mucho de las consecuencias del cambio climático a nivel global, pero ¿qué pasará con la Europa del Mediterráneo con ese aumento de 2ºC? Posiblemente se convierta en un desierto extenso e inhóspito.
Las sequías estarán a la orden del día, pero en las zonas del norte los ríos aumentarán su caudal. En el norte, este aumento previsto de temperatura originará mayores precipitaciones, debido a que habrá mayor evaporación, el mar estará más cálido y originará mayor humedad y condensación; pudiendo intensificarse con un aumento de 2ºC, en vez de un 1,5ºC de la temperatura media global. Las noches cálidas aumentarán y las olas de calor pasarán a denominarse verano.
La subida del nivel del mar será continuada, con previsión de subir tres metros acentuada por el deshielo de los polos.
Según las previsiones un 80% de la Península Ibérica podría convertirse en desierto por el aumento de la desertificación. Hacia 2050, en Andalucía las sequías aumentarán al doble y las inundaciones en Santiago de Compostela lo harán hasta un 80%. Madrid también sufrirá las consecuencias con unas sequías mucho peores a las actuales.
Las temperaturas medias aumentarán, habrá menos lluvias en el sur por el aumento de la temperatura media global, se generará un clima más extremo y en el que los fenómenos meteorológicos se intensificarán, originando en los veranos olas de calor más intensas e inviernos más cálidos. Se originarán pérdidas de agua, debido a la reducción de la disponibilidad de agua potable con consecuencias nefastas en los cultivos y en nuestro consumo. La franja árida de Almería y Murcia se extenderá de manera inexorable hacia el interior y muchas regiones actuales de la Península se convertirán en semiáridas por el descontrol del balance hídrico.
Esa pérdida de agua y las altas temperaturas harán que los suelos degradados no se puedan recuperar, algunos incluso se desertificarán con la consiguiente pérdida de fertilidad. La mayoría de los regímenes permanentes de agua se convertirán en estacionales o inexistentes, lo que provocará la desaparición de especies y ecosistemas. Una situación difícil de imaginar.
Los problemas no solo los tendrán España y Portugal, sino también toda la Europa mediterránea con el aumento de los incendios y la intensificación de las sequías.
Con estas previsiones, podemos imaginar un panorama bastante complicado para la vida, no solo animal sino de todos los seres vivos.
Fuente: Riesgo de desertificación en España, geoinnova.org
Estos serán algunos de los numerosos problemas a los que tendrán que hacer frente las generaciones futuras, pero si no tomamos medidas ya, poco podrán hacer.
Debido a esta situación, se están llevando a cabo diversas medidas, como la creación de la Secretaría de Estado de Cambio Climático. A partir de la Oficina Española de Cambio Climático, creada en 2001, se está desarrollando el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, que ya va por su Tercer Programa. Este está estructurado en cuatro ejes y dos pilares, la potenciación del I+D+i y la coordinación administrativa.
Por otro lado, España también dispone de los planes PIMA (Planes de Impulso al Medio Ambiente), para la puesta en marcha de medidas contra el cambio climático y los Proyectos Clima, necesarios para cumplir los requisitos del FES-CO2 (Fondo de Carbono), creado por el antiguo MAPAMA en la Ley 2/2011, de 4 de marzo y continuados por el actual Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO).
España, entre otros países, ha conseguido lograr los previsiones de Kioto, el cumplimiento de los compromisos de Kioto 2 y la puesta en la mesa de una Ley del Cambio Climático, que todavía no ha llegado a puerto. Ha estado en consulta pública desde el 18 de julio hasta el 10 de octubre de 2017, y tras esta consulta, se elaborará el texto del anteproyecto, con previsión de ser presentada en el Parlamento antes de finales de año.
Desde hace tiempo, los científicos llevan décadas alertando sobre las desastrosas consecuencias del cambio climático y muchas de estas previsiones serán inevitables que sucedan.
El proceso de desertificación ya ha empezado.
Si deseas conocer qué ocurrirá en tu comunidad autónoma o provincia, puedes visitar este enlace.
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